Altas temperaturas, falta de precipitaciones y viento se han convertido en una combinación fatal para los montes gallegos en un de abril en el que las provincias de Ourense y A Coruña están siendo las más castigadas por las llamas. En el arranque de las primavera, los incendios en Ourense arrasaron la semana pasada casi 700 hectáreas. La actividad incendiaria de los últimos días se cebó con A Coruña, donde las llamas en Narón calcinaron 444 hectáreas y quedó controlado ayer, según la Consellería de Medio Rural. Este balance convierte este fuego en el más devastador en lo que va de año.

La voracidad del incendio, que se inició el jueves, obligó a la Xunta a activar la alerta 2 como medida preventiva por la proximidad del fuego a las casas en la parroquia de Covas, en Ferrol. Hasta cinco viviendas tuvieron que ser desalojadas de manera preventiva.

El incendio que se declaró ayer en Oza-Cesuras afectó a unas 41 hectáreas y quedó controlado ayer tras calcinar unas 46 hectáreas -38 de monte arbolado y ocho de raso-. También de madrugada quedó extinguido otro fuego en As Pontes que afectó a 30 hectáreas. El que quedó 130 en Negreira quedó extinguido ayer.

Cercada por las llamas

Zonas limítrofes con Galicia también se vieron cercadas ayer por las llamas. Asturias y Castilla y León también están en alerta por la voracidad de los incendios, que ya han devorado esta temporada en los tres territorios más de 2.500 hectáreas. Cerca de la frontera con Galicia, en el Parque Nacional Peneda Gerés de Portugal, se declararon dos fuegos, uno debido a una fuerte tormenta. Ambos focos ya se dieron ayer por controlados.