La Federación Galega de Dano Cerebral (FEGADACE) estima en cerca de 36.000 las personas que sufren algún tipo de daño cerebral en Galicia. Sin embargo, son solo 239 las plazas públicas, repartidas en seis centros con recursos especializados, las existentes en toda la comunidad.

El gestionado por la asociación viguesa Alento,surgida en el año 2000 por impulso de un grupo de familias, es el que dispon de mayor capacidad de atención. Su director, Gonzalo Mira, reconoce avances importantes desde la precariedad de los comienzos en un local de unas galerías comerciales de la ciudad aunque subraya que "la deuda histórica" con este tipo de pacientes continúa sin saldarse: "Aun tenemos que reivindicar que se cuantifique el número de personas que sufren este tipo de lesión. Solo así se pueden generar recursos adecuados".

En ese sentido, preguntado por la legislación, echa una ojeada decepcionada por el retrovisor: "La Ley de Dependencia creó infinitamente más expectativas que realidades". Fundamentalmente, en su opinión, por las imposibilidades de aplicación derivadas del recorte presupuestario: "No solo se minimizaron los servicios sino que los dependientes tuvieron que afrontar un sistema de copago que las empobrece".

Para Mira, no son anecdóticos los casos de personas con escasos recursos que vieron empeorar su calidad de vida tras serle reconocido un servicio pensado para mejorarla: "Hay bastantes ejemplos como el de una persona con una capacidad económica de 536 euros que, estando bajo el umbral de la pobreza, tiene que hacer un copago de 110 euros". La disparatada traducción, señala, es que bastantes familias tienen que renunciar a lo que se les reconoció como derecho: "Hay personas que tienen que decidir si comen, pagan su vivienda o realizan el copago. No tiene sentido que ejercer un derecho cueste dinero, pero así sucede en España".