En Marea prevé elegir hoy a los integrantes de su coordinadora y a su portavoz o portavoces, pero llega a la cita sin haber resuelto el papel de Luís Villares, su referente parlamentario, y el reparto de puestos en el órgano que llevará el día a día del partido entre el sector mayoritario y las dos listas minoritarias. Al cónclave acudirán los 35 miembros del Consello das Mareas con la presión del histórico Xosé Manuel Beiras en favor de que Villares lidere la formación ocupando una portavocía, posición que al propio juez en excedencia le parece "lógica", según declaró a Efe. "Si llegamos a ganar las elecciones, hoy sería presidente de la Xunta. ¿Y qué iban a decir? ¿Que no podía ser portavoz de no sé qué? ¿Están de broma o qué coño es esto?", espetó ayer Beiras en una entrevista con Europa Press.

La innovación en las alianzas políticas del autodenominado rupturismo aviva la consideración de citas históricas en la agenda cotidiana. La reunión del Consello das Mareas de hoy en Santiago no resultará definitiva, pero sí marcará un antes y un después en el seno del partido instrumental nacido en verano, al menos a corto plazo.

La presión de Villares y Beiras evita cerrar el pulso que mantuvo el sector mayoritario hace dos meses para sellar su candidatura a la dirección de En Marea, donde cuentan con 21 de 35 asientos. Ambos dirigentes cedieron a la presión de Marea Atlántica, otras mareas locales e incluso miembros de Anova para presentar un proyecto en el que vetaban el acceso a las portavocías orgánicas a los que ejerciesen esa tarea en el Parlamento gallego o el Congreso. Quieren construir un movimiento rupturista no condicionado al papel en las instituciones.

Beiras renegó ayer del programa con que pidió el voto a las bases como número tres de la candidatura "Máis Alá!" con un argumento que siempre ha defendido, pero que enarboló horas antes de la reunión para designar a la coordinadora. "Una cosa es que una lista determinada establezca eso [la incompatibilidad que afecta a Villares defendida por su candidatura] en su documento y otra que el Consello das Mareas, en su conjunto, lo haga suyo", argumentó.

Beiras pidió al partido apoyar a Villares como "referencia individual", mostró su preferencia por no ocupar él una portavocía -aunque añadiendo que asumirá la decisión de la mayoría- y aclaró que la potenciación del exjuez no supone darle plenos poderes. "No es un órgano unipersonal de poder ejecutivo, no es un secretario general de una ejecutiva convencional; por tanto, tiene la función de ser solo la voz de los órganos colegiados", matizó.

El choque amenaza con romper la unidad del bloque central de En Marea, pues la elección de Villares supondría la derrota de sus socios, especialmente de Marea Atlántica, gracias al apoyo de las listas alternativas de "Somos quen", con críticos de Anova y nueve puestos en el Consello, y "Queremos participar", con cinco cargos e impulsada por el colectivo Cerna, escindido precisamente del partido fundado por Beiras. Este, de hecho, lanzó ayer una amenaza para aclarar hoy si el retraso en la elección de cúpula de En Marea responde a "desencuentros o desconfianza o es un pretexto y en realidad no se está por la labor del proyecto".

El reparto de sillas, un problema

El rol de Villares, sin embargo, no es el único aspecto que ha bloqueado el proceso interno. A él se une el reparto de las 11 sillas de la coordinadora. Parte del sector oficial quería copar todos los puestos al ganar las primarias de enero, mientras otros integrantes abogaban por obtener ocho por tres del resto. Villares pidió ayer "proporcionalidad". Si en la cita de hoy evidencia, junto a sus partidarios del bando oficialista, un pacto con las listas alternativas el tronco central de En Marea quebrará.