Los agentes de la Guardia Civil que operan con radares no dejan de sorprenderse cuando interceptan a conductores a velocidades "brutales". Aunque la mayoría de los infractores sorprendidos circulan entre 10 y 20 kilómetros por encima de la velocidad permitida, algunos llegan a poner su vehículo por encima de 200 kilómetros por hora. Uno de los casos más recientes en la comunidad se dio el pasado mes de enero. Un joven de 27 años fue interceptado por una patrulla a 214 km/h en un tramo de la A-54 (Lugo) limitado a 100. El hombre circulaba con un vehículo de gama alta, un Mercedes, propiedad de su padre.

"En general, los conductores se han concienciado en los últimos años del riesgo que supone la velocidad al volante", destaca el operador de radar en el Subsector de Tráfico en Lugo Roberto Maira Saavedra.

Pero también los hay reincidentes y que lo hacen a velocidades estratosféricas. Es el caso de un joven interceptado en las fiestas de San Froilán del año pasado. A las 15.37 horas del 5 de octubre un joven fue sorprendido en moto a 167 km/h en una zona de la N-VI limitada a 80. "Además iba sin seguro y solo le quedaba un punto del carné", recuerda Maira. ¿La sanción? Retirada de seis puntos, 600 euros de multa por exceso de velocidad y 1.500 euros ir sin seguro. Pero el infractor parece ser que no escarmentó. Y a las cinco de la tarde de ese mismo día fue interceptado de nuevo a 143 kilómetros por hora en la LU-530, a su paso por A_Fonsagrada, limitada a 70 km/h.