En apenas dos meses, los aspirantes a hacerse un hueco en alguno de los grados impartidos en el sistema universitario gallego deben prematricularse para la nueva prueba de acceso a la universidad, que ahora se llamará ABAU (avaliación de bacharelato para o acceso á universidade) y que juega en la nueva liga marcada por la Lomce. Pero hace menos de un año estos exámenes se llamaban PAU, aunque todo el mundo los conocía por su nombre de pila, selectividad, y vivían en junio su última convocatoria ordinaria, una cita en la que los resultados de los estudiantes gallegos que aspiraban a cursar estudios superiores no los sitúan precisamente entre los mejores.
No solo porque los datos difundidos ahora por el Ministerio de Educación colocan a la comunidad gallega en penúltimo puesto en el conjunto del Estado en porcentaje de aprobados sobre presentados a ese examen -menos del 92%, a más de cinco puntos por debajo de la líder, La Rioja- y solo por detrás de Asturias, sino también porque las notas medias obtenidas en varias asignaturas por los jóvenes procedentes de 2º de Bachillerato los sitúan en el furgón de cola de las comunidades, cuando no en el último puesto o directamente suspensos.
Así, si se analizan las calificaciones medias de las pruebas de junio, lo primero que se constata es que, en general, los chicos de 2º de Bachillerato que realizan el examen lo hacen "bien". De hecho, la nota media de junio de todos los presentados es de un 6,14, bastante similar a la estatal (6,5), aunque el podio lo ocupen los canarios al rozar el notable. Sin embargo, al bajar al detalle de las materias se puede comprobar cómo los gallegos son los únicos estudiantes que suspenden Química (con un 4,74). Si bien mejoran la puntuacion con respecto a un año atrás, cuando también eran los únicos en no alcanzar el 5, pero entonces con un 4,62, se anotan otro suspenso en Biología, donde vuelven a quedarse solos por debajo del aprobado, que sí lograban en 2015 (5,82).
Aunque aprueban, la nota media también los relega al último de la cola en el caso de materias como su propia lengua, uno de los exámenes que era obligatorio en la comunidad en esa selectividad extinguida. Rozan el bien, con un 5,97 (aunque sacan más en Lengua Castellana, con un 6,23), mientras el País Vasco se gana el notable.
En otras dos pruebas que eran imprescindibles -aunque excluyentes entre sí- tampoco se lucen: en Historia de la Filosofía son los que peor media tienen del país (5,72, frente al 7,21 de los riojanos) y en Historia de España se merecen la penúltima posición, con un 5,89, casi un punto menos que sus compañeros catalanes y a 1,4 puntos de los murcianos, los mejores.
Tampoco lo llevan mejor en las opciones de ciencias: en Matemáticas están los cuartos por el final, aunque no suspenden, como sí sucede con los cántabros, y de cuartos por la cola están también en Física, donde quienes se quedan al borde del 5, sin llegar, son los catalanes.
En Inglés, analizado como primera lengua extranjera, un examen que formaba parte de los obligatorios, los gallegos destacan un poco más, al alcanzar un 6,59, pero aun así son los sextos que peor lo hacen, muy lejos de los catalanes, que son los que demuestran un mayor dominio de la lengua de Shakespeare (7,41).
En general, los aspirantes a universitarios -y ahora ya probablemente en alguna facultad- gallegos están por debajo de la media de España en Química, Lengua Castellana, Inglés, Historia de la Filosofía, Historia de España, Matemáticas, Biología o Física. En cambio superan esa media en materias como Historia del Arte o Ciencias de la Tierra. En ambos casos son los séptimos mejor situados, con un 6,56 y un 7, respectivamente.
Otro fenómeno que permiten constatar los datos recopilados por el Gobierno es que ellas sacan mejores notas en global: la media de junio en Galicia para las chicas es de 6,17, frente a 6,14. No obstante, no se libran de "suspender" en Química y Biología.
