El estado de salud de la sanidad gallega se convirtió ayer en motivo de trifulca en el Parlamento donde En Marea y PSdeG denunciaron el deterioro de los servicios sanitarios frente al presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, que rebatió su visión "frívola" y las críticas "injustas" de la oposición que, en su opinión, dibujan "el apocalipsis" y una sanidad propia "de un país africano". Se mostró "orgulloso" del Sergas y sentenció que "todos los indicadores" son positivos. "Tenemos una de las mejores sanidades de Europa", proclamó.

Así, Feijóo negó la precarización del empleo en la sanidad gallega y expuso que bajo su mandato el número de trabajadores fijos había aumentado en un millar. Y también se incrementó el gasto sanitario por habitante pasando de 1.000 a 1.034 euros.

De esta forma rebatió las afirmaciones del portavoz socialista, Xoaquín Fernández Leiceaga, que criticó la "precarización y descapitalización" de la sanidad pública. Según denunció, en los hospitales gallegos se formaron en los últimos años 2.500 médicos y únicamente hubo ofertas públicas de empleo para 322. "Dónde está el resto? Unos están en casa, otros marcharon, otros están repitiendo el MIR y otros están cubriendo bajas y vacaciones con contratos precarios". Tras este diagnóstico Leiceaga lanzó una oferta a Feijóo: pactar un plan para estabilizar a 2.500 médicos.

Pero Feijóo puso sobre la mesa otras cifras. En 2008 había en Galicia 33.176 trabajadores fijos en el Sergas. "En 2017 son 34.057, un millar más". A pesar de ello, aclaró que su intención es seguir aumentando la estabilidad de la plantilla. Para ello, Feijóo explicó que, de acuerdo con la tasa de reposición autorizada, pueden convocar este año 820 plazas en la sanidad gallega. Pero añadió que su objetivo es subir esta cifra a 1.600, aunque para lograrlo PP y PSOE deben pactar en Madrid ampliar la oferta pública de empleo y los socialistas deben apoyar los Presupuestos del Estado.

En Marea desechó el panorama optimista de Feijóo sobre la sanidad y su portavoz Luís Villares recordó "el peregrinaje de gallegas a Madrid para realizarse una interrupción del embarazo", los fallecidos por hepatitis C o la muerte de una mujer en los pasillos del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. Y lo achacó a un recorte de 590 millones de euros en los presupuestos de la Consellería de Sanidade.

Feijóo aclaró que esa merma se debe a que lograron recortar el gasto farmacéutico, pero la inversión en sanidad se incrementó.

Lo que no habrá es más subidas salariales para el personal del Sergas. El PPdeG rechazó ayer en el Parlamento una proposición de En Marea para mejorar las retribuciones en la plantilla sanitaria.

El BNG, por su parte, abordó a Feijóo para preguntarle por la venta de las centrales hidroeléctricas del Xallas y Río Grande por parte de Ferroatlántica. Feijóo aseguró que la Xunta "no tiene constancia" de que se vayan a vender y aseguró que si así fuese "lo analizarán con las premisas del cumplimiento de la ley, el interés público y el mantenimiento del empleo". Más tarde el Parlamento aprobó una resolución -con los votos a favor de PP, PSdeG y En Marea y la abstención del BNG- para evitar la segregación de actividades en las fábricas operadas por Ferroatlántica en la Costa da Morte.