En sus más de 30 años como guardia civil, Alfonso Paz Platas, destinado en el Sector de Tráfico de Galicia, ha visto casi de todo en carretera. Las anécdotas que guarda en su retina no dejan de sorprender. Tanto por la actitud como por la justificación de los conductores que, en este caso, se ponen al volante tras haber consumido alcohol o drogas.

Recuerda la prueba de alcoholemia a la que fue sometido hace unos cinco años un conductor de avanzada edad en Lugo. "Nos habían avisado de que un coche circulaba por la autovía con la rueda pinchada, a la salida de Rábade lo interceptamos", relata Platas. El resultado, como ya hacían presagiar los síntomas quepresentaba el infractor, fue positivo. El consejo de los agentes no pudo ser otro: "Pero, hombre, no beba, que le puede pasar algo a usted y a otros usuarios". La respuesta del conductor les dejó sin palabras. "Hoxe menos mal, que non vou tan mal, pero se me colledes onte... Iba de carallo", recuerda Platas las palabras del infractor.

Durante otro control que ya estaba a punto de retirarse, un joven decidió dar la vuelta porque no le habían parado en el dispositivo y él "quería soplar" porque a sus amigos solían pararle y a él no. Sorpresa de la patrulla que "dio positivo, y muy alto".

En otra ocasión, Platas presenció cómo un joven se puso a "hacer flexiones" tras haber dado positivo mientras esperaban al equipo de atestados para ver "si le bajaba la tasa". "La gente pasaba sorprendida por el lugar -relata- y se preguntaba si era normal y si ahora se les pedía a los conductores que eran sometidos a una prueba de alcohol que hicieran flexiones".