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Efectos de las dos recesiones

El 2% de los gallegos más ricos acumula tanta renta como casi la mitad de la población

25.000 habitantes ingresan un total de 2.146 millones y sus ahorros les dan 14 veces más beneficio - Los grandes patrimonios engordaron un 28% entre 2011 y 2014

El 2% de los gallegos más ricos acumula tanta renta como casi la mitad de la población

Los durísimos efectos de las dos recesiones y la diferente velocidad de la recuperación entre territorios y personas están ya fuera de cualquier discusión. Lo dijo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de los 34 países más industrializados del mundo. En España, "a pesar del prolongado periodo de fuerte creación de empleo" que vincula a la reforma laboral de 2012, "se ha producido una acentuada caída de los ingresos procedentes del trabajo, sobre todo, entre los salarios más bajos". Un recorte que solo superó Portugal.

Como este, son muchísimos los informes que insisten en el avance de la desigualdad. Desde el alza de la tasa de pobreza que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) al incremento de la población en riesgo de exclusión social del que alerta la Fundación Foessa, dirigida por Cáritas. Esta misma semana el Banco de España daba a conocer la radiografía del impacto de la crisis en las familias, que perdieron el 37% de su riqueza entre 2008 y 2014, cuando el 1% más rico alcanzó el 20% de todo el patrimonio. Galicia siempre ha estado entre las comunidades más contenidas en la evolución vertiginosa de la desigualdad, pero también padece un importante desequilibrio en la distribución de los recursos. ¿Cuánto? Un 2% de los gallegos, los de mayor renta, acumula tanto como casi la mitad de la población.

Por rendimientos del trabajo, alquiler de inmuebles, cesión de derechos de imagen, premios y ayudas públicas, 25.000 residentes en la comunidad ingresaron 2.146 millones de euros en 2014. Es la franja del IRPF con rentas por encima de los 60.000 euros al año. Dos de cada cien contribuyentes. Sus ganancias, sin embargo, superan de largo el peso que tienen en el conjunto de los declarantes: cerca del 11%. Entre ellos, según los datos de la Agencia Tributaria sobre la última campaña del principal impuesto que se paga en España, hay 163, el 0,01%, con una media de rentas ese ejercicio de 616.000 euros. Este grupo, el de los acaudalados, creció un 12% en solo un año.

La relevancia de las rentas altas en la región se nota todavía más en la información sobre el ahorro. Hay 20.500 gallegos con dividendos, intereses de cuentas, obligaciones o préstamos, cobros de planes de pensiones y seguros, que saltan ese tramo de los 60.000 euros anuales. Suman 544 millones de euros. ¿Comparación? Representan el 2,9% de las declaraciones del IRPF y reúnen el 42% del ahorro. En su caso, los ingresos por esta vía aumentaron entre 2013 y 2014 en 100 millones de euros, un 22%.

Los rendimientos de los productos de ahorro en ellos ronda los 26.480 euros. Catorce veces más que los del conjunto de Galicia, con una media de 1.839 euros. El importe se dispara hasta los 1,5 millones de euros en el tramo máximo, de más de 601.000 euros.

En la otra cara de la moneda de las rentas en Galicia están los 543.000 vecinos, el 44% de las declaraciones de IRPF, que no pasan de los 12.000 euros. En conjunto ingresaron 2.915 millones de euros, aunque con variaciones importantísimas entre ellos. Cerca del 1%, alrededor de 12.000 gallegos, se quedó sin ingresos, incluso está en números rojos. Otros 59.000 rondan una media de 80 euros en todo el año. Más de 206.000 declaran una media también de 3.700 euros; y 265.000, dos de cada diez gallegos, algo más de 8.600 euros.

El grupo de menor renta en Galicia maneja menos fondos que el año anterior. La caída de sus ingresos fue del 1%. A pesar de que en número de declaraciones son más. Un 0,6%.

Apenas la mitad de esta parte de los contribuyentes gallegos puede tener ahorros y sacarles partido. Unos 296.000, con rendimientos que ascendieron a 191,7 millones, un 65% por debajo del provecho que consiguieron los de las rentas altas por su mayor patrimonio y capacidad de inversión.

Entre estos últimos, los que dispongan de propiedades y derechos con un valor de, al menos, dos millones de euros, deben pagar el Impuesto del Patrimonio. Que es otra buena fotografía de las diferencias sociales en general y de quién nota y quién no el cambio de ciclo de la economía. ¿Cuántos gallegos están sujetos al gravamen? En la campaña de 2015, con los datos de su situación en el ejercicio precedente, fueron 7.602. El 0,6% de los contribuyentes del IRPF y el 0,3% de la población de la comunidad.

En 2013 eran 7.459, por lo que 2014, el primer año en el que el Producto Interior Bruto (PIB) de España, también el de Galicia, volvió a crecer después de la grave crisis, dejó un aumento del 2% en las fortunas en la comunidad. Que cada vez son más abultadas. La cuantía de su riqueza medró casi el doble que en número, el 3,9%; también se incrementó el valor medio de sus propiedades, un 2%, hasta los 4,27 millones de euros. Desde 2011, a caballo entre la primera y la segunda recesión, los obligados del Impuesto del Patrimonio subieron un 7,2% -512 ricos más- y la riqueza que mueven se elevó en más de 7.000 millones de euros -un 28%-, que es, por ejemplo, la suma del valor añadido a la economía de la industria manufacturera en la región o los ingresos de aproximadamente 400.000 trabajadores gallegos durante un año, partiendo del sueldo medio que, según Hacienda, se sitúa en 1.274 euros mensuales.

En total, los bienes declarados en el tributo en Galicia -la que más exprime la tasa porque Madrid, única comunidad en la que la cuantía media de los declarantes y el tipo efectivo es mayor, mantiene la exención total del pago- rozan los 32.500 millones de euros. El equivalente al 59% del Producto Interior Bruto (PIB) regional y el triple de la previsión de gasto que presupuestó la Xunta para este 2017.

La letra pequeña del balance del Impuesto del Patrimonio desvela que los millonarios asentados en la comunidad atesoran inmuebles por un valor de 3.213 millones de euros; 360 millones en deuda pública, obligaciones y bonos; 1.851 millones de euros en acciones en instituciones de inversión colectiva; 2.618 millones en acciones de empresas cotizadas; otros 17.800 millones en títulos de compañías fuera del mercado bursátil; y 2.678 millones en efectivo en cuentas. En el ejercicio analizado por la Agencia Tributaria, los depósitos de empresas y familias en Galicia llegaron a 57.510 millones de euros, por lo que el ahorro en bancos de este 0,3% de los habitantes de la autonomía representan el 4,6% del saldo global.

A esto se suman 231 millones de euros en seguros y rentas, más de 87 millones en bienes suntuarios -40 en vehículos, joyas o pieles, entre otros objetos- y 47,4 millones de euros en arte y antigüedades.

Para medir el espacio que cada uno de estos dos lados de la balanza, los que más y los que menos tienen, ocupa en el reparto de la riqueza en un territorio, la organismos estadísticos, administraciones y expertos de todo el mundo usan dos parámetros. Por un lado, el índice de Gini, que estima la desigualdad en la asignación de recursos en función de cómo están concentrados. En una escala que va del 0, para reflejar una sociedad en la que todos los individuos cuentan con los mismos recursos, a 1, en el caso de que una sola persona lo absorbiera todo, Galicia alcanzó en 2015 el 0,287, según el Instituto Galego de Estatística (IGE). La cifra más alta en los doce años de los que constan datos en el IGE y los informes sobre la realidad económica y social elaborados por la Xunta para sus planes estratégicos y la gestión de fondos de la UE.

El informe de Cáritas sobre "Expulsión social y recuperación económica" eleva el coeficiente en Galicia en 2014 hasta el 0,3 a partir de los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE). Aún así, la comunidad aparece como la cuarta comunidad con menor desigualdad por detrás de Navarra (0,279), Cantabria (0,283) y País Vasco (0,284), a una distancia considerable del conjunto del Estado (0,339). Eso sí, es una de las regiones en la que más aumentó el índice desde 2009, un 6,3%.

El segundo termómetro de la desigualdad más empleado es la ratio 80/20: los ingresos acumulados por el 20% más rico de la población frente a los del 20% más pobre. En el caso de Galicia, ese 20% de personas con la mejor situación económica dispone de 4,5 veces más recursos que el 20% de más desfavorecidos. Como con el índice de Gini, la cifra está en máximos. En el mismo nivel que se registró en 2013 (4,51) y frente al 4,02 de 2008. Y también al igual que ocurre en el otro parámetro, es uno de los territorios en los que más crece, aunque se mantiene entre los menos desiguales. El bolsillo del 20% acaudalado en el total nacional es 6,34 veces más grande que el 20% que está a la cola en poder adquisitivo.

Por todo esto, la conclusión de la Rede Galega contra a Pobreza (EAPN Galicia) en su seguimiento de realidad de la autonomía durante la crisis es clara. "Asistimos a un empobrecimiento de la sociedad gallega", sostiene en su informe sobre 2015. Una cuarta parte de la población (700.000 personas) vive en riesgo de pobreza o exclusión social. Son 106.000 más que el año anterior y, además, "empeoran los que peor lo están pasando". Los habitantes en pobreza severa -con ingresos inferiores a los 332 euros al mes- suponen ya el 4,8% de la población: 132.000, con un ascenso anual de 38.000.

No hace falta salir de la comunidad para encontrar diferencias sustanciales en la tasa. De hecho, una de las reflexiones más importantes en los últimos análisis que la propia Xunta realizó de sus programas de inclusión social es que el lugar de residencia puede ser clave para que una persona progrese o no. Por el acceso a los servicios y las oportunidades laborales. Hay ocho comarcas que superan la media gallega de pobreza y exclusión social . Son A Limia, Baixa Limia, Terra de Celanova, Verín y Viana (25,56%), Pontevedra (26,38%), O Carballiño y O Ribeiro (29,94%), según los datos que acaba de actualizar el IGE. En Paradanta, Baixo Miño y O Condado escala al 37% y supera el 39% en Caldas y O Salnés. En toda la Mariña de Lugo la tasa se queda en el 13,9%.

Parte de esas diferencias se explican por el perfil de la población, la economía de cada comarca y su especialización productiva. No se paga lo mismo a los trabajadores en todos los lugares ni en todas las actividades. En banca, el sector de mejor remuneración en Galicia, son de media 30.500 euros al año. El doble que los empleados de auxiliares para otras compañías. La edad es otro factor de desigualdad: entre los 26 y los 35 se perciben, según la Agencia Tributaria, 12.500 euros, un 30% menos que el dato global de la comunidad (17.800), que también repite el desequilibrio entre hombres (19.900 euros) y mujeres (15.500).

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