Galicia concentra más de 2.600 kilómetros de carretera peligrosos, el 10% de los identificados en España. Las vías secundarias, donde se producen nueve de cada diez accidentes mortales, concentran la mayoría de los puntos negros. Y detrás de cada siniestro, la velocidad suele estar detrás. Para tratar de reducir las negras estadísticas de Tráfico -la comunidad cerró 2016 con 107 fallecidos, rompiendo así una tendencia a la baja de 12 años-, la DGT pondrá en marcha un proyecto piloto con el que busca evitar accidentes por colisión y salidas de vía. El plan, que incluye instalar bandas rugosas o la limitación de adelantamientos en carreteras secundarias, será presentado hoy en Andalucía por el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y el director de Tráfico, Gregorio Serrado.

La instalación de bandas sonoras, tanto en arcenes como en el eje central de la calzada que delimita la separación de carriles, es una medida que evita salidas de vía o colisiones frontales por desplazamiento al carril contrario. Según datos que dio el año pasado el Ministerio del Interior, esta iniciativa permitirá reducir un 29% los accidentes por choques frontales y podría rebajar la cifra fallecidos en carreteras convencionales casi un 70%. Más de 200 personas fallecen al año en España por colisiones frontales y más de 350 por salidas de vía.

Entre las medidas diseñadas por Interior para frenar la siniestralidad viaria también destaca limitar los adelantamientos en tramos de concentración de accidentes causados por esta maniobra. La implantación de la doble línea continua se prevé reforzar con líneas más anchas y balizadas si es posible.

Una de las maniobras más peligrosas en las vías convencionales es el cruce al mismo nivel de vehículos con trayectorias diferentes. Uno de cada cinco accidentes con víctimas se produce en estas intersecciones. Una de las medidas planteadas para atajar esta accidentalidad sería instalar un sistema de señalización luminosa con la presencia de vehículos en cruces y ordenar y regular el tráfico en esos puntos, tal y como avanzaba meses atrás el Ministerio del Interior.

Galicia es una de las comunidades marcada en rojo en los mapas de accidentalidad de la DGT, ya que en 2016 fue la segunda donde más aumentó la siniestralidad mortal en carretera en cifras absolutas. Además es uno de los territorios que concentra más tramos negros vigilados con radares móviles para reducir la siniestralidad. A la cabeza del ranking se halla Castilla y León, donde Tráfico ve peligrosos casi 6.300 kilómetros de su red viaria. En todo el país, la DGT detectó casi 27.000 kilómetros. En 2015, Tráfico puso en marcha un plan de control con radares móviles en el que se publicaron en su web los tramos sometidos a vigilancia por la Guardia Civil. El proyecto comenzó con 2.000 kilómetros de la red convencional gallega controlados por cinemómetros móviles. A inicios de 2016 superaban los 2.100 (un balance que colocaba a Galicia en el quinto puesto del Estado) y en otoño se sobrepasaron los 2.600 kilómetros, casi dos de cada diez de la red secundaria gallega.

Ahora son 128 tramos los vigilados: 37 en Lugo, 31 en A Coruña y 30 tanto en Pontevedra como en Ourense. En cuanto a kilómetros de especial peligrosidad vigilados por radares móviles, A Coruña es líder (más de 750 km), seguida de Lugo (665), Ourense (645) y Pontevedra (578).

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