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Apoyo al bosque autóctono

La Xunta prohibirá la plantación de eucaliptos en 2.500 kilómetros cuadrados para proteger el paisaje

Se evitará también su regeneración espontánea y se impulsarán medidas para sustituir los ejemplares que ya existen por árboles autóctonas -El veto afectará a 2.500 km cuadrados

Bosque de eucaliptos, en Coruxo (Vigo). // Marta G.Brea

Los eucaliptos han sido declarados el "enemigo público número uno" de los bosques gallegos por parte de los grupos ecologistas y desde la Xunta se han ido dando pasos para acotar las plantaciones de este tipo de árboles sin perjudicar los intereses del sector de la madera. Pero ahora el Gobierno gallego está dispuesta a hacer desaparecer esta especie de aquellas áreas declaradas de especial interés paisajístico. Afectará a un total de 207 zonas que ocupan unos 2.500 kilómetros cuadrados, prácticamente el 10 por ciento del territorio gallego. No solo se prohibirá la reforestación y repoblación de eucalipto en estas áreas sino que también se evitará la regeneración espontánea de esta especie y se promoverán medidas para la sustitución de las masas existentes.

Así aparece contemplado en el borrador de las Directrices da Paisaxe, que la Xunta acaba de sacar a exposición pública.

En la normativa existente hasta ahora solo estaba prohibido el eucalipto en aquellas superficies pobladas por especies autóctonas y se ponían límites a que este tipo de plantaciones extendiesen su superficie. Las Directrices da Paixase elevan el veto a casi el 10 por ciento del territorio sean o no zonas de bosque autóctono. Y además impulsarán actuaciones para eliminar las masas existentes, de manera que después de ser taladas para su aprovechamiento maderero no podrán ser sustituidas por otro ejemplar de eucalipto sino por especies preferentemente frondosas, como el roble o el castaño.

La intención es proteger el paisaje y potenciar el bosque autóctono, hasta el punto de que se obligará a plantar especies originarias de Galicia hasta en los márgenes de las carreteras y de las vías del tren, siempre respetando la franja de seguridad mínima que se exige para evitar la propagación de incendios forestales.

De la misma manera, en el cinturón que rodea los núcleos poblados -en un perímetro de 30 metros- solo se podrán plantar árboles autóctonas y quedarán, por lo tanto, vetados también los eucaliptos. Según recoge el documento de las Directrices da Paisaxe, se prohibirá incluso talar los árboles de una finca en la que se quiera construir cuando estos sean especies de origen gallego y no sean incompatibles con la edificación.

Uno de los problemas de las plantaciones de eucaliptos no es solo que estén desplazando al bosque autóctono, sino que, tal y como reconoce la Xunta, están situadas en suelos muy productivos. Según su análisis, la mitad de los eucaliptales están plantados en "los suelos con mejores aptitudes para prado". "La disminución en el número de explotaciones ganaderas y la posibilidad de plantar eucalipto E.nitens -que que se adapta mejor a climas y alturas que hasta ahora eran una barrera para la variedad E.globulus- hace que exista un riesgo de que los mejores suelos agrícolas del interior de Galicia, muy valorados por la población, se vean también sustituidos por esta especie", alerta la Xunta.

Al igual que el eucalipto deberá desaparecer de las áreas de especial interés paisajístico, el Gobierno gallego prevé también la eliminación progresiva de los tendidos aéreos de las líneas eléctricas.

Los parques eólicos deberán someterse asimismo a las directrices de protección del paisaje. De hecho, en los procesos de adjudicación de nuevas instalaciones se valorará su menor impacto visual y paisajístico. Dentro de una misma zona, deberán tener un tamaño similar y unos colores homogéneos e incluso coincidir en el sentido rotatorio y la velocidad de las alas. La Xunta establece que un tercio del canon eólico deberá dedicarse, como mínimo, a medidas de mejora del paisaje.

Ortigueira, la plantación cero

Un estudio rebate que Fray Rosendo Salvado fuese el primero en introducir esta especie y avisa que podría haber llegado de Portugal ya en el año 1850

  • Aunque siempre se creyó que el eucalipto había llegado a Galicia procedente de Australia de la mano de Fray Rosendo Salvado en torno al año 1867 para atender el pedido realizado por un comerciante de Vigo, un estudio del Centro de Investigación Forestal de Lourizán y de la Universidad de Vigo desmonta esta teoría y apunta que casi veinte años antes ya existía una plantación de esta especie en Santa Marta de Ortigueira (A Coruña).Y aunque el origen de las semillas que llegaron a Galicia es incierta, los investigadores apuntan como posibilidad que la simiente procediera del mismo lote que los utilizados en Portugal por el Barón de Massarelos.Francisco Javier Silva Pindo, de Lourizán, y Rubén Pino Pérez, del departamento de Biología Vegetal y Ciencia del Suelo de la Universidad de Vigo rehicieron así la historia de la llegada del eucalipto a Galicia.La teoría conocida hasta ahora se extrae de los diarios de Fray Rosendo Salvado, fundador de la misión benedictina en Nova Porcia (Perth, Australia), y de su correspondencia con Galicia. El misionero envió semillas a varios terratenientes gallegos para plantaciones en Carril (Vilagarcía de Arousa) o en el Monasterio de Oia. En esa época, la madera de eucalipto alcanzó "una gran reputación" hasta el punto de que incluso desde el Concello de Ponteareas solicitaron información sobre las simientes. Estas demandas se produjeron entre los años 1867 y 1868.Sin embargo, los investigadores de Lourizán y la Universidad de Vigo hallaron referencias de una plantación preexistente. Ha sido clave en el hallazgo una carta del médico y naturalista Mariano de la Paz Graells de 1876 que menciona un ejemplar de eucalipto plantado en Ortigueira con unas dimensiones de 40 metros de alto y 1,33 de circunferencia. Silva y Pino calculan que este árbol debería tener alrededor de 25 años, es decir, dataría de 1850. El origen de las semillas podría estar en Portugal, donde los primeros eucaliptos fueron plantados para producir madera al sur de Vila Nova da Gaia (norte de Portugal).

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