A los conductores que ven en cada campaña de vigilancia un afán recaudatorio, el jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia manda un mensaje claro: "Nuestro objetivo es recaudar vidas". "Lo mejor que le puede pasar a un infractor es caer en un controles, sino acabaría en un barranco", advierte. Los datos hablan por sí solos: el 30% de los muertos en un accidente es víctima de las imprudencias de otros, las drogas están presentes en el 10% de los fallecidos y heridos causantes de un siniestro mortal, un 30% de las víctimas viajaba sin cinturón y el porcentaje de conductores con una dependencia del alcohol aún es elevado. "Se ha avanzado pero queda camino por recorrer. Todas las administraciones deben remar en la misma dirección", apela Molano

-¿Cuál es la conducta que más cuesta cambiar al volante?

-La velocidad, el alcohol y las drogas son los factores más influyentes y aún hay un número importante de conductores que circulan sin cinturón de seguridad. Tenemos prácticamente un 40% de influencia de velocidad, un 40% de distracciones y cerca de un 30% el alcohol y las drogas.

-¿Cuál es el perfil de conductor de riesgo para el que ni la pena de prisión surte efecto?

-Sobre todo conductores relacionados con el consumo de alcohol o de drogas casi de manera enfermiza o con una dependencia grave y que además necesitan el vehículo, bien para trabajar o desplazarse a los lugares de ocio. Son personas de una edad madura, superan los 30 y 40 años.

-¿Por qué creció este año de la accidentalidad mortal?

-Crece también en el resto de España. Entre los elementos que han podido influir están el aumento de la movilidad debido a circunstancias sociales y económicas y también de las distracciones. Ya no es solo el uso del teléfono móvil, sino todo lo que este conlleva: cada hay más aplicaciones, cada vez estamos más enganchados y queremos saber todo al momento. No somos capaces de posponer ni cinco segundos lo que nos están diciendo a través del móvil. Hasta lo más banal se está intentando conocer y, además, darle respuesta.

-Las redes sociales son cada vez más utilizadas por los conductores para saber dónde hay un control de la Guardia Civil...

-La información que se ofrece no tiene rigor alguno. No se ajusta a la realidad y provoca que algunos se lleven sorpresa y donde no aparecían señalados esos controles, sí los haya, y donde sí lo estuvieron, ya hayan desaparecido. Al final, esto lleva a engaño y no va a salvar al conductor de una denuncia, sino que le crea una falsa sensación de seguridad. Los conductores, al final, se acaban exponiendo a la carretera creyendo que no hay un control; y lo mejor que le puede ocurrir es que lo haya porque de lo contario estaría en un barranco.

-Esas rutas alternativas para esquivar un control resultan ser las menos seguras.

-Un accidente en este tipo de vías puede provocar que el conductor no sea encontrado hasta el día siguiente. Lo que podía haber sido un siniestro en el que se podría haber salvado dentro de la llamada hora de oro, que es la que se estima para que pase algún usuario por la zona y dé el aviso, tiene un resultado fatal porque nadie te encuentra hasta por la mañana. Lo mejor que les puede ocurrir a los infractores es caer en un control de la Guardia Civil.

-¿Es suficiente la implicación de las administraciones en materia de seguridad vial?

-En el tema de seguridad vial nunca es suficiente lo que se haga. Un muerto es mucho, pero un parapléjico, un herido físico o psíquico también. Hagamos lo que hagamos siempre nos quedaremos cortos para lograr nuestro objetivo: cero víctimas. Buscamos esa colaboración y en los últimos años se ha notado que son muchas las administraciones que reman en la misma dirección. Y pedimos que sigamos en la misma senda: educación, concienciación, formación e información y controles en las respectivas demarcaciones. La primera parte es concienciar, si no lo hacemos no podemos avanzar.

-¿Cómo está funcionando el plan de radares móviles, con la publicación de los tramos vigilados en la web de la DGT?

-Todavía es pronto para evaluar. Está funcionando bastante bien.

-¿Es partidario de que los radares estén visibles?

-Tenemos que combinar esa parte disuasiva, con esos avisos, con una parte más oculta e incierta que sirve para determinados perfiles que aprovecharían esa total visibilidad para hacer lo que quisieran. Se apuesta por la visibilidad, y tiene muy buenos beneficios, pero hay una parte que el conductor nunca debe conocer.

-Los conductores sorprendidos ven un afán recaudatorio detrás del plan de radares?

-Es un error y es injusto. Nuestro objetivo está en recaudar vidas. Estamos más en los lugares donde más problemas hay. Pero eso no quita que alguna vez nos encuentren en un lugar donde la problemática es mínima, pero nuestra presencia ahí también es necesaria para que eso siga siendo así. Nunca podemos abandonar una carretera por menos peligrosa que sea. Tratamos de encontrar a los infractores antes de que sea demasiado tarde. Y si llegamos tarde, también tiene consecuencias para quienes lo hacen bien en carretera. En Galicia, un tercio de los fallecidos lo habían hecho todo bien en carretera.

-Galicia es la tercera comunidad con más positivos en drogas. ¿Cómo atajar esta reciente lacra de la accidentalidad en la red viaria gallega?

-Cerca de un 10% de los muertos y no muertos causantes de un accidente mortal habían consumido drogas. La incidencia es importante. Hacemos cada vez más controles y detectamos un número cada vez mayor de infractores. Creo que a medio plazo va a disminuir la presencia de droga en los conductores.