El Ministerio de Sanidad intentará abordar una vez más el problema del consumo de alcohol entre los menores, que a veces tiene efectos trágicos, como el de la niña de 12 años que falleció por un coma etílico por hacer botellón en un pueblo de Madrid. La nueva ministra del ramo, Dolors Montserrat, trasladó ayer al Congreso su deseo de poner en marcha una Ley de prevención del consumo de alcohol para menores de edad y lo hizo en una respuesta en el Pleno del Congreso a una interpelación del Grupo Vasco.

El lector no sufre un "déjà vu" si recuerda que en 2013 otra ministra, también del PP, Ana Mato, hacía el mismo anuncio, también en el Parlamento y también en respuesta al Grupo Parlamentario Vasco. No obstante, ese proyecto se quedó en el tintero y Alfonso Alonso no lo retomó. En su periplo se enfrentó con los peros del Ministerio de Agricultura, que le advirtió que vino y cerveza no podían compartir regulación con las bebidas espirituosos. Con trabas similares se había tropezado antes ya Elena Salgado, pero en un ejecutivo socialista, y al final acabó retirando el proyecto. Y no fueron las primeras que intentaron tratar un problema que los expertos ven el principal de salud pública entre los jóvenes.

En algunas comunidades hicieron los deberes por su cuenta, como Galicia, aunque el hecho de que urgencias atienda más de 400 intoxicaciones etílicas por año disparó la alerta en la Valedora do Pobo, Milagros Otero, que cuestionó la eficacia de la legislación gallega vistos los datos. La propia Consellería de Sanidade concedió luego que habría que realizar unos cambios en la norma tras seis años de vigencia. Su titular, Jesús Vázquez Almuiña, aseguró a este diario que su departamento se sentaría con los concellos, que en la práctica son los que deben vigilar e imponer las sanciones, para "analizar medida a medida cómo reducir el consumo de alcohol en menores".

La legislación gallega incluye multas a los adolescentes que beban, que tienen que abonar sus padres a no ser que los chicos hagan cursillos y servicios a la comunidad, y ese fue uno de los puntos peliagudos en la propuesta que hizo Salgado en su día. En lo que respecta a la que avanzó ayer la ministra Dolors Montserrat, que se concibe como "complementaria" de las normativas que ya existen a otros niveles, como el autonómico, se desconocen tantos detalles, aunque ayer indicó ya que en sus cálculos no entra ampliar la edad legal de inicio. El problema, afirmó Montserrat, es que el consumo "se está iniciando a los 13 y a los 15 y esta ley lo que pretende es que el inicio sea al 100% a los 18 años". Lo que se busca, destacó, es un "consumo cero" entre menores y elevar la edad de inicio en consumo y acceso.

Para eliminar el consumo en menores y sensibilizar a la sociedad para que sucesos como el de Madrid no se repitan, la ministra apeló al consenso. Aspira a que la futura norma "genere un efecto educativo" y tenga la misma repercusión que en su día alcanzaron, dijo, la ley de violencia de género, de consumo de tabaco o la de seguridad vial que incorporó el carné por puntos. Para que la propuesta tenga éxito, recalcó, se requiere "acuerdo y diálogo con todos", que se consiga que la sociedad no acepte ver a menores bebiendo en la calle y que denuncie si eso ocurre.

Para la ministra, además de la necesidad de plantear alternativas "atractivas" de ocio para los adolescentes, la familia es "imprescindible" en la tarea de prevenir. La escuela puede apoyarla, pero no sustituirla, afirma, en "la transmisión de valores". "Mientras nuestros hijos de 12 o 13 años ingresan en los hospitales con comas etílicos no podemos mirar hacia otro lado", proclamó.