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Contabilizan dos robos por semana en las iglesias gallegas

Pontevedra es la provincia más afectada con cuatro de cada diez denuncias, la mayoría en el rural

Puerta forzada de San Vicente, en Leiro (Ourense), el año pasado, para robar limosnas. // Jesús Regal

Cuando el Códice Calixtino desapareció en julio de 2011 todos los ojos se volvieron hacia el patrimonio que conservan los templos gallegos. El mediático robo provocó que empezase a cuestionarse su grado de protección. Si entonces la Guardia Civil alertó de que la seguridad de los bienes que se conservan en los templos era "muy deficiente" tras informar de nueve casos registrados en la comunidad en solo medio año, la situación no parece haber mejorado un lustro después. Según datos facilitados por la Guardia Civil a este diario, entre enero y septiembre de este año, ambos incluidos, el instituto armado registró en Galicia un total de 84 denuncias por robos.

Nada del nivel del Códice Calixtino. De hecho, fuentes de la Guardia Civil aseguran que "apenas" se producen sustracciones de bienes de valor artístico, sino que la regla general es que los principales objetivos sean los cepillos u objetos que están a la vista en el interior del templo, incluido el móvil que pueda dejarse allí el párroco. Desde el Arzobispado de Santiago trasladan la misma percepción. Reconocen que se producen robos, que serían "más abundantes" en las zonas rurales, pero que "en la mayoría" de los casos la cantidad de dinero sustraída es "pequeña". Hasta el punto de que en algunos casos ni siquiera se hace denuncia.

En lo que va de año la Guardia Civil ha registrado un total de 84 denuncias por delitos de robo en los templos y la provincia de Pontevedra sería la más afectada. Con 33 delitos, concentra cuatro de cada diez casos acaecidos en territorio autonómico. A Coruña se situaría en el extremo contrario, con solo seis incidentes. También el interior sufre múltiples hurtos: en Lugo se contabilizan 19 y en Ourense 26. Esta última provincia registró a finales del año pasado una oleada de robos y fue también dentro de sus límites donde el pasado mes de febrero fueron detenidos dos varones acusados de sustracciones en 26 templos de Ourense y Lugo.

Los datos de la Guardia Civil permiten constatar que los robos se produjeron sobre todo en los tres primeros meses del año: con 25, 14 y 12 casos, respectivamente, mientras que en verano fueron testimoniales.

Los agentes reconocen que las sustracciones relacionadas con el patrimonio artístico son "muy puntuales". Apuntan que aunque a veces los ladrones se puedan llevar alguna imagen, no estaría registrada ni valorada por la diócesis. Desde el Arzobispado de Santiago indican que en su área sí hay un inventario de bienes de valor artístico y que en caso de robo se trabaja en colaboración con las fuerzas y cuerpos de seguridad para evitar que sean vendidos. Además, dispone de un seguro para toda la iglesia diocesana destinado a afrontar los daños ocasionados en las propiedades, que a veces pueden ser mayores que el propio botín.

Tras el robo del Códice Calixtino la Fiscalía de Galicia puso sobre la mesa un plan, "Igrexa segura", para proteger los bienes históricos y culturales custodiados en los templos desperdigados por el territorio con la implicación de las diócesis, la Xunta y las fuerzas de seguridad, aunque se quedó en el limbo. En su momento la Fiscalía alertó de que los robos se producían por la "insuficiente o inexistente vigilancia" y la Guardia Civil advirtió de que las edificaciones están "muy deterioradas" y las cerraduras son muy viejas. La dispersión del rural tampoco ayudaría.

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