A falta de la sesión de mañana en que la oposición se explayará en su diagnóstico de la coyuntura gallega y recetas para mejorar la calidad de vida, el discurso de investidura de Feijóo generó una previsible unidad en sus críticas. El "inmovilismo" del que será por tercera ocasión elegido presidente de la Xunta, la falta de ambición en el ámbito competencial, la ausencia de apoyo a la lengua gallega y el "síndrome agudo de Monte Pío", en alusión a su alejamiento de la realidad en palabras de la nacionalista Ana Pontón, marcaron los puntos de coincidencia de los portavoces de En Marea, PSdeG y BNG.

Como sucedió en la pasada legislatura, Xunta -y PP- y oposición describen una Galicia antagónica. En Marea, PSdeG y Bloque incidieron en censurar la falta de autocrítica y el balance complaciente de Feijóo de su período de siete años al frente del Ejecutivo gallego en la mayor crisis económica sufrida en la etapa autonómica, centrando su discurso en las víctimas de "recortes" y poniendo en tela de juicio los datos positivos ofrecidos por el también líder de los populares. Solo el socialista Xoaquín Fernández Leiceaga abrió un atisbo de acuerdo al referirse a la futura negociación de la financiación autonómica. Todos denunciaron ausencia de referencias a la igualdad y medidas contra la violencia de género.

El portavoz parlamentario de En Marea, Luís Villares, se estrenó como líder de la oposición en el análisis del discurso de Feijóo antes de su intervención de mañana. Le reprochó una diagnóstico "errado" sobre la "Galicia real" en la que, a pesar de que la economía crezca al 3%, se produce una "precarización" de los trabajadores. "Se habla de la salida de la crisis ignorando la situación laboral, social y económica del conjunto de los gallegos", censuró antes de destacar el "agotamiento" de un Feijóo al que ve "con la vista en otras expectativas", en alusión a un posible salto a la política madrileña, el runrún que lo acompaña desde 2009, pero que se ha potenciado tras lograr la única mayoría absoluta del PP el pasado 25-S.

También cuestionó su promesa de crear de 80.000 a 100.000 empleos, lo que supondría alcanzar los niveles de 2009. "Tres legislaturas completas para volver al punto de partida", lamentó la voz de la segunda fuerza parlamentaria antes de resumir las promesas del líder del PP para los próximos cuatro años en una palabra: "desesperanza".

"Decepción" fue el término con que definió la intervención de Feijóo el socialista Fernández Leiceaga, que percibió "puro inmovilismo y la renuncia a una agenda reformista seria" para paliar recortes, citó, en materia de dependencia o para mejorar la transparencia y regeneración democrática, en alusión a la lucha contra la corrupción. También se refirió a las llamadas al consenso del presidente de la Xunta aún en funciones, combinadas con reproches a las "minorías", que el socialista entendió como una invitación al silencio. "Quiere hacernos renunciar a nuestra labor de oposición, de control y de impulso permanente para cambiar el país", coligió.

El portavoz parlamentario del PSdeG quiso tender un puente al referirse a la financiación autonómica, pero reconoció las dificultades ante un discurso dominado por la "retórica vacía de contenido" y con "ausencias flagrantes". También arremetió contra la "burla" que suponen sus referencias a la alta velocidad, en especial en el relativo a la línea de Lugo, que, recordó, Feijóo prometió en 2009 pagar si no lo hacía el Gobierno central. Igual que Villares, lamentó la falta de autocrítica. "Continuar con las mismas medidas existentes sin una valoración crítica es condenar a reproducir los mismos errores", trazó el socialista.

Similares conclusiones presentó Ana Pontón, quien hizo una referencia a la falta de "ambición de país" en un momento en que el modelo territorial está cuestionado tras el órdago de Cataluña. También se refirieron a ese aspecto Villares y Leiceaga. Todos lamentaron la ausencia de demanda de nuevas competencias, pese a las invocaciones al autogobierno, aspecto que, según el discurso de Feijóo de los últimos años, pasa primero por cumplir las normas fiscales y así esquivar la tutela financiera del Ministerio de Hacienda. "Está obsesionado con defender el statu quo", atacó Pontón tras recordar que desde 2009 "crecieron la pobreza y las desigualdades" y emigraron 100.000 jóvenes. También le pidió "enterrar el hacha de guerra" contra el gallego.

Apoyo de Puy

El apoyo al presidente durante los últimos siete años provino, lógicamente, de su grupo, que mantiene los 41 escaños de 2012. El portavoz parlamentario de los populares, Pedro Puy, consideró la hoja de ruta trazada por su jefe de filas como la que "Galicia necesita" para alejarse de una crisis que consideran superada en su partido, aunque reconocen que existen muchas víctimas de ella que necesitan ayuda. Las propuestas de Feijóo, añadió Puy, se ajustan a una "realidad cambiante" que, por primera vez desde 2009, permitirán un considerable aumento de gasto de hasta 250 millones de euros. "La economía gallega está creciendo al 3%, eso está permitiendo el cambio de ciclo económico", reconoció tras porfiar en la invitación al "diálogo" con la oposición. La pasada legislatura los acuerdos fueron una excepción frente al enfrentamiento de dos visiones antitéticas de la realidad que viven los gallegos.