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Los bollos no salen del instituto en Galicia

Educación delega en los centros la decisión de retirar estos productos -En Primaria están vetados desde marzo de 2014

Un alumno ante una máquina expendora, en Vigo. // Eli Regueira

La Xunta renuncia a prohibir la venta de bollería y refrescos en los institutos de ESO y FP, una medida que ya está implantada en las escuelas de Primaria donde desde principios de 2014 no se pueden comprar estos alimentos de alto contenido calórico. Aunque ésta era una de las principales iniciativas anunciadas por el Gobierno gallego para combatir el sobrepeso infantil, el Gobierno gallego ha optado finalmente por delegar en la dirección de los centros de Secundaria y Formación Profesional la decisión de retirar las bebidas azucaradas y las chucherías.

"Los centros ya saben lo que tienen que hacer. Conocen las recomendaciones para evitar la obesidad y tienen las competencias para prohibir los refrescos y la bollería", explican desde el departamento que dirige Román Rodríguez.

La prohibición de vender estos alimentos hipercalóricos formaba parte de la estrategia para combatir el sobrepeso infantil que afecta ya a uno de cada cuatro alumnos de Secundaria (el 23,8 por ciento). Además el 6,2 por ciento de estos escolares ya supera la franja de la obesidad.

Fue en marzo de 2014 cuando con la puesta en marcha del Plan Xermola la Xunta reguló la calidad de los menús escolares y se fijó como meta promocionar el consumo de fruta fresca. En ese momento prohibió la venta de refrescos y bollería industrial en los colegios de Primaria, donde hay una mayor tasa de obesidad -9,6 por ciento, mientras que el sobrepeso afecta al 25,6 por ciento-.

Concesiones

Sin embargo, un año después decidió extender esta medida a los colegios de Secundaria y Formación Profesional, unos 300 en toda Galicia. La idea era retirar las máquinas que venden refrescos y bollos y también eliminar estos productos de las cafeterías de los centros.

Sin embargo, para ello habría que modificar ls concesiones por las que se explotan las cafeterías en los centros educativos. La Consellería de Educación empezó a estudiar, conjuntamente con la Consellería de Sanidade, la fórmula para aplicar esta prohibición en los centros de Secundaria y FP y postergó un año su aplicación. Iba a entrar en vigor este curso, pero finalmente ha desistido de imponer este veto y dejará la responsabilidad en manos de los centros.

Cada vez son más los expertos que alertan sobre los riesgos de la obesidad infantil a la que definen como una epidemia propia de las sociedades más desarrolladas. A la mala alimentación de los más jóvenes se suma su sedentarismo. De hecho, el 24,2 por ciento de los escolares no realiza ninguna actividad física al margen del colegio.

Este dato surge de un estudio realizado por la Xunta que contrató a una empresa para pesar y medir la cadera y cintura a 7.000 niños y niñas de entre 6 y 16 años -comprendían, por lo tanto, Primaria y Secundaria-.

El 63,4 por ciento de los alumnos presentó un peso normal. El 24,9 por ciento padece sobrepeso -cuando el índice de masa corporal presenta una cifra superior a 25- y el 8,2 por ciento es obeso -con un índice de masa corporal superior a 30-.

El problema es más grave en los ámbitos urbanos. De hecho, en el rural el porcentaje de obesos es dos puntos inferior al que se registra en las ciudades y el sobrepeso es del 23,5 por ciento, un punto y medio menos que en los colegios situados en las urbes.

El problema de la obesidad no es solo de salud sino que también dispara los gastos sanitarios debido a las enfermedades asociadas a la gordura.

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