La fiscalidad cero en el rural fue una de las medidas estrella de la Xunta en esta recta final de la legislatura para frenar la despoblación del campo gallego. Tras su entrada en vigor en enero de este año son ya más de 2.300 los gallegos que se han beneficiado de la exención fiscal en la compra de fincas y también en la agrupación de parcelas rústicas. Ninguno de ellos tuvo que abonar el tributo de transmisiones patrimoniales al adquirir un terreno (que equivale al 10 por ciento del precio de la propiedad) y también quedó exento de pagar el impuesto de actos jurídicos documentados, que grava las escrituras notariales.

Y a estos 2.300 gallegos que ya han disfrutado de la fiscalidad cero en la transmisión de fincas, se podrán sumar otros que quedarán eximidos también de pagar impuestos al comprar y ampliar explotaciones agrarias consideradas prioritarias (que son aquellas profesionalizadas que deberán acreditar para ello determinados requisitos de ocupación laboral, rentas de trabajo...).

Según la Consellería de Medio Rural, han recibido ya 2.240 solicitudes de agricultores y ganaderos para beneficiarse de la deducción fiscal del 100 por cien al adquirir o ampliar estas explotaciones agrarias prioritarias.

Son tres, por tanto, las medidas incluidas en el paquete de fiscalidad cero para el rural: exención en el pago de impuestos para la compra de fincas rústicas, para la agrupación de parcelas y cero tributos también para adquirir y ampliar explotaciones prioritarias. Todas estas ventajas fiscales quedan condicionadas, en todo caso, a que se mantegan el uso agrario de las parcelas durante unos cinco años.

Pero además de estas medidas diseñadas específicamente para el rural, los habitantes del campo, al igual que los del resto de Galicia, se benefician también desde este año de la supresión del impuesto de sucesiones para el 99 por ciento de los gallegos. Esto significa que en las herencias inferiores a 400.000 euros por heredero, los descendientes por línea directa no pagarán ni un euro. La Xunta, sin embargo, no ofrece cifras de cuántos han sido hasta ahora los beneficiarios de la exención de este tributo.

Todas estas medidas están encaminadas, tal y como explican desde Medio Rural, a "dinamizar el movimiento de tierra en el campo gallego". Según argumentan, la prioridad para el Gobierno gallego es aumentar la base territorial de las explotaciones. "Esta mejora, especialmente, en el caso del vacuno de leche, es uno de los elementos fundamentales para la disminución de los costes de producción", aseguran. De esta manera se aumenta la disponibilidad de forrajes y se reduce la dependencia de piensos en la alimentación del ganado. "Se controlan costes y al mismo tiempo se garantiza una mayor calidad en la leche que se produce", alegan desde el departamento de Ángeles Vázquez.

Y precisamente para facilitar el movimiento de tierras, la Xunta aplicará las mismas exenciones fiscales cuando se cedan o se compren parcelas al Banco de Terras de Galicia.

El efecto de estos incentivos fiscales, sin embargo, aún no ha surtido efecto en forma de una mayor movilidad de tierras agrarias. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que la transmisión de parcelas en el rural sigue cayendo en picado. En los primeros seis meses del año solo se vendieron 3.655 terrenos rústicos, un 15,6 por ciento menos que el mismo periodo del pasado año. Y las donaciones y herencias se redujeron otro cinco por ciento.

Con la fiscalidad cero en el rural la Xunta calcula que dejará de ingresar este año unos seis millones de euros.