El espacio rupturista está ahora mismo roto. La fórmula jurídica, que esconde una pugna de poder, de la alianza entre En Marea y Podemos se ha convertido en un escollo insalvable a día de hoy para una opción política en disposición de luchar con el PSdeG por ser la segunda más votada en Galicia en los comicios del 25 de septiembre y tener un peso determinante en una alternativa al PP. Los podemitas quieren negociar una coalición tras el aval de sus bases a esa fórmula, pero el partido impulsado por Anova, Esquerda Unida y Mareas en Común ya descarta ese debate y solo ofrece la integración en la nueva organización de sus militantes de manera individual. Su órdago va en serio y hoy lanzan al magistrado Luis Villares como candidato consensuado a presidir la Xunta.

El movimiento se produce después de que ayer En Marea cerrase su calendario de primarias para proclamar sus listas el día 20. Hoy se abre el plazo para presentarse y el juez mueve ficha y a sus 37 años da un paso adelante esta mañana en Santiago, lanzando un mensaje a Podemos: el proceso es imparable y no los espera. De hecho, Villares ya presentó su renuncia como magistrado ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia para poder iniciar una carrera política en primera línea, si bien el que fuese portavoz de Jueces por la Democracia ya coqueteó con el nacionalismo y colaboró con la marea municipal Lugonovo. Este diario ya publicó en abril que su nombre era la única apuesta de los impulsores de En Marea como candidato a la Xunta.

Podemos, que quiere cerrar sus listas el 17 y luego intentar conjugarlas con las de En Marea, queda ahora en jaque. El primer plazo para cerrar un pacto concluye en siete días, pues el 12 deben registrarse todas las coaliciones que opten a las elecciones del 25 de septiembre, pero podría inscribirse esa opción y buscar un acuerdo antes de oficializar las listas en el último día legal para ello: el 22.

Ese plan choca con el ultimátum lanzado ayer por En Marea, que rechaza reeditar la coalición de partidos que quiere Podemos para garantizarse la visibilidad de sus siglas y más cuota en las listas. "El proceso negociador ya terminó", espetó ayer el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, antes de la tercera reunión de la coordinadora del nuevo partido. "El proceso del que va a salir el candidato de En Marea a la Xunta es el aprobado en Vigo el sábado [la asamblea constituyente de En Marea]. No vamos a volver hacia atrás y no va a haber reunión de cúpulas para repartir candidaturas", añadió antes de incidir en que las bases de Podemos apostaron por concurrir a los comicios "en alianza" para que la dirección gallega ceda. Esta, sin embargo, considera que la "alianza con otras fuerzas" descarta integrarse en un partido y ya ha recibido el aval de Pablo Iglesias, su líder estatal. La mayoría crítica del Consello Cidadán Galego podemita trata de presionar en favor del acuerdo, pero Madrid y Santos están alineadas: no se "diluirán" en un partido, como no hicieron en ningún otro territorio en otras elecciones autonómicas.

El regidor de Santiago, Martiño Noriega, incidió en el mensaje. "¿Qué dirán ante eso el resto de fuerzas que, sin renunciar a su origen, apartaron sus posiciones partidistas y aceptaron las primarias conjuntas? Sería deturpar ese espacio de igualdad", alegó el alcalde.

La fotografía actual parece indicar que cada fuerza concurrirá por separado, a pesar de que están juntos en el Congreso y muchos militantes podemitas participaron de forma individual en el nacimiento de En Marea. Quedan en una delicada situación sus dos diputados: Antón Gómez-Reino y Ángela Rodríguez.