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¿Un nuevo cambio de propietario en plena recuperación de los tráficos?

La cambiante historia de Itínere arranca hace casi trece años, los cumplirá el próximo mes de septiembre, cuando un consorcio en el que se reunían Sacyr -con la mitad del capital-, el Santander, Torreal (una de las sociedades de inversión de Juan Abelló), Caja El Monte y las dos entidades de ahorro gallegas se hicieron con la Empresa Nacional de Autopistas (ENA) tras abonar al Estado casi 1.600 millones de euros. Sacyr fue absorbiendo luego la mayoría de las participaciones minoritarias, incluidas las de Caixanova y Caixa Galicia -a su vez socias del grupo de servicios-, que volvieron a entrar en el accionariado a mediados de 2009 con una inversión de 500 millones de euros para adquirir a Sacyr el 17,4% de Itínere junto con Cajastur, la semilla de lo que hoy es Liberbank.

Para entonces, Sacyr ya no era el máximo accionista de la concesionaria de la AP-9. Por la misma razón por la que vendió una buena porción de su tarta a las antiguas cajas gallegas, la reducción de su deuda, la compañía cedió el control en 2008 al fondo estadounidense Citi. El montante por el 42,83% de los títulos que se traspasaron alcanzó los 2.874 millones de euros, más la deuda. Un total de 7.900 millones.

Cinco años después, Citi se desvinculó de la concesionaria con la venta por 3.168 millones de euros de toda su cartera de activos al también estadounidense Corsair Capital, todavía en el accionariado.

El nuevo giro en la propiedad podría producirse en un momento de evidente recuperación en los tráficos de un sector, el de las autopistas, muy azotado por la crisis. Un 5% más de vehículos en el caso de Audasa, que incrementó casi un 57% el beneficio en 2015. El tráfico en la AG-55 y la AG-57 aumentó un 2,46% y las ganancias un 13% (4,29 millones).

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