Trabajar después de los 65 años no tiene por qué ser algo negativo. El problema es cuando las circunstancias económicas o personales obligan a una persona a seguir en activo y se fuerza a otras, que todavía pueden aportar mucho, a retirarse. El profesor de Análisis Económico, Melchor Fernández, explica que el camino pasa por incentivar a aquellos ocupados que se sientan capacitados a continuar trabajando.
-¿Qué razones motivan a una persona a seguir trabajando después de los 65 años?
-Hay personas que pierden dinero porque ganan más en activo. El colectivo más numeroso es el de autónomos. Muchos de ellos, por mala planificación o por lo que sea, han cotizado lo mínimo y tienen una pensión muy baja. Por eso, si quieren mantener su nivel de renta les sale mejor seguir en activo. Y luego, aquí en Galicia, hay una casuística especial y es la de aquellos que siguen prestando ayuda en el negocio familiar. A veces siguen al frente porque no encuentran relevo y no quieren cerrar su empresa. En el caso de los asalariados, que son menos, suelen tener un perfil de gente con educación superior y con trabajos de oficina.
-¿Pero alargan su vida laboral los que quieren o aquellos a los que no les queda más remedio?
-Seguro que hay algunos que siguen trabajando porque no pueden jubilarse y otros que podrían seguir en activo, se retiran. Hay que recordar que la jubilación es un derecho. Y tampoco se puede obligar a trabajar a nadie después de los 65 años. Pero es importante que se incentive que este colectivo siga en activo en el mercado laboral.
-¿Y de qué manera puede incentivarse?
-Incrementando, por ejemplo, la pensión por cada año trabajado después de los 65 años. Desde el Ministerio de Empleo también se apostó por fórmulas como combinar el cobro de una pensión con un trabajo a tiempo parcial, pero no tuvo mucho éxito.
-¿Y por qué no? ¿Qué es lo que falla?
-Yo creo que falta información al respecto, mucha gente no sabe que tiene esta opción. Pero también hay un componente social. Parece que los trabajadores de más de 65 años están mal vistos. en nuestra sociedad. Se tiene la sensación de que les están quitando el trabajo a los jóvenes y nada más lejos de la realidad. En el mercado laboral puede haber sitio para todos.
