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Veinte padres gallegos piden ayuda cada mes para sus hijos menores por ludopatía

Los chicos utilizan amigos o trucos para burlar la prohibición de jugar

Jóvenes en la puerta de un local de apuestas deportivas en Santiago. // Xoán Álvarez

Una paga que resulta insuficiente, una compra que no se realizó, pero cuyo dinero tampoco aparece, ansiedad por resultados de alguna competición, demasiado tiempo cerca de terminales de apuestas o internet... Estos pequeños síntomas generan alarma en padres gallegos, que temen que sus hijos estén desarrollando una conducta adictiva al juego, especialmente a la modalidad de apuestas deportivas tan en auge y que en Galicia está regulada desde junio de 2012. Cada mes, alrededor de ochenta progenitores piden ayuda a expertos de las dos asociaciones de lucha contra la ludopatía de la comunidad. En la mayor parte, se trata de preocupación por chicos de entre 18 y 20 años. Pero casi una veintena de casos afecta a menores de edad, que legalmente no pueden jugar.

"Los menores juegan en salones o bares porque en los primeros no les piden en muchas ocasiones el DNI", sostiene Juan Lamas, miembro de la asociación viguesa Agaja, quien destaca la reducción de edad de quienes se acercan a su consulta o de los hijos sobre los que quieren informarse los padres ante el temor de que estén desarrollando una patología.

Agaja, que en la actualidad trata a 70 personas, destaca que la medida de edad de sus pacientes ha pasado de 35 a 40 años a 18-25 en los últimos años con el boom del juego por internet y la llegada de las apuestas deportivas. "Damos charlas preventivas en institutos y alumnos de 15 y 16 años nos reconocen que apuestan", denuncia.

"De los 778 alumnos de 4º de la ESO a los que hemos impartido talleres nosotros, un 35% podría dar un positivo por conducta de riesgo. Y un 12% de estos reconoce abiertamente que apuesta, aunque sea ilegal", añade Gerardo Rodríguez, miembro de la asociación coruñesa Agalure. Rechaza extrapolar esas cifras al ámbito autonómico, pero sí alerta de la señal de alarma que supone.

Ante un caso de un menor que sufra ludopatía, las asociaciones no los tratan, sino que los derivan a los servicios sociales.

En Galicia se pueden realizar apuestas deportivas tanto en salones de juego, donde se debe presentar el DNI, como en las terminales de los bares, similares a las tradicionales tragaperras. "En los primeros pasan la tarde tomando una coca-cola y alguno apuesta sin que le pidan la documentación. O le apuesta un amigo mayor de edad", explica Lamas. Para cobrar sí necesitan el DNI, por lo que pueden simplemente ir acumulando en una tarjeta de la casa de apuestas -en Galicia existen seis operadores autorizados- o recurrir de nuevo a un amigo. En algunos puntos de España, algunas personas cobran por esta gestión a menores, según publicó El Mundo.

"Un síntoma preocupante es cuando los chavales se interesan ya por las carreras de galgos, que se retransmiten solo para las casas de apuestas. ¿A quién le interesa más que a quien apuesta?", advierte Lamas.

"Y falta por venir todavía un gran tsunami", alerta Rodríguez sobre las consecuencias de lo que entiende una promoción desmesurada de las apuestas, cuya publicidad se produce en todos los horarios sin mayor restricción. Además, Galicia es una de las comunidades que permite instalar terminales de apuestas en bares, que, por cierto, apenas reciben un 1% por ello. "En algún caso no les aporta suficiente ni para pagar la conexión a internet, pero pueden generar clientes que consuman", añade Lamas.

El negocio no para de crecer. En enero, la Xunta decidió ampliar el límite de 2.000 terminales en locales de hostelería fijado por ley y habilitar licencias para otras 1.800, tras la demanda del sector.

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