Son 175 en España y comparten un credo: "una universidad de todos y para todos que permita sustentar nuestro éxito como sociedad del conocimiento", que sea "excelente" y "comprometida y solidaria", de modo que su "actividad revierta en la población, regenere la vida pública e intelectual de nuestro país y retome su función de liderazgo en la transformación social". Son La Facultad Invisible, asociación sin ánimo de lucro ni filiación política, cuyo núcleo fundacional está constituido por galardonados con el Premio Nacional de Excelencia Académica del Ministerio de Educación. En sus filas hay una docena de gallegos, y seis participan "activamente" en el proyecto.

Entre ellos están tres jóvenes, Martín Portos, de A Coruña, que logró con su paso por la facultad de Ciencias Políticas de la Universidade de Santiago el mejor expediente nacional de 2011; Pedro Varela, de Betanzos, que se licenció en Economía por Santiago, y Sabela Ramos, de Cee, que estudió Ingeniería Informática en A Coruña y que coordina uno de los proyectos de La Facultad Invisible, AskLFI, donde titulados resuelven las dudas de alumnos de secundaria sobre becas o salidas laborales en twitter.

En línea con la estadística de gallegos que batallan en el día a día por "mejorar" la universidad española -cuatro fuera y dos en España-, dos de ellos, Sabela y Martín, hicieron la maleta para mejorar su formación, y el tercero, Pedro, es investigador con contrato predoctoral del Ministerio de Educación en el campus donde estudió. Los tres están convencidos de que adaptar los campus a sus ideales es posible y son socios fundadores de La Facultad Invisible, que también abre sus puertas a cualquier interesado "en hacer de la universidad española una institución más eficiente, prestigiosa y comprometida con los procesos de transformación social". En ese más está la clave. Hay deficiencias por resolver. Pedro Varela defiende que se debería "permitir que la ciudadanía pueda formarse en el sistema educativo sin que hubiera impedimentos de índole económica, pero que se prime el rendimiento académico y profesional de estudiantes y docentes". Para ello, sostiene, es precisa una "mayor financiación del sistema educativo" "y una reforma de la carrera investigadora y docente". Eso sí, siempre partiendo de un "amplio debate social" dado que, sostiene, "las debilidades de la universidad son, en gran parte, reflejo de la sociedad que tenemos".

Para Martín Portos, investigador y candidato a doctor europeo en el European University Institute de Florencia, "además de la endogamia, y falta de meritocracia", los problemas son "muchos": "falta de financiación, de incentivos a la producción y a la excelencia, burocratización, desconexión entre la universidad y la empresa, incorporación al mercado laboral..." .

Sabela Ramos, en el Swiss Federal Institute of Technology, en Zurich con una beca de excelencia cofinanciada por la UE, opina que "a veces somos un poco duros a la hora de evaluar" la universidad. "Es cierto que adolece de problemas de financiación y funcionamiento, que los procedimientos de contratación no garantizan que se contrate a los mejores" y "tampoco permiten dar estabilidad al personal propio" o que "hay muchas trabas burocráticas y que en los rankings de investigación no salimos bien parados", concede. Pero defiende que "también es cierto que en muchos trabajos los profesionales formados en España están muy bien valorados". Por ello reconoce que si bien "hay mucho que mejorar", "también tenemos que valorar lo que tenemos y potenciarlo".

¿Fuga de cerebros? Lo ven un problema. Pero no por el hecho de salir, porque poder desarrollar la vida profesional y personal "con plenitud" puede "alcanzarse en la tierra o en otro lugar", sino por el verse "forzados" a hacerlo y tener "pocas o nulas opciones de un retorno satisfactorio", señala Pedro. "El tema no debe girar en la movilidad de los trabajadores, que puede ser positiva, sino si esa movilidad es unidireccional o bidireccional", aclara. Por ejemplo, Sabela explica que piensa volver a Galicia "a medio plazo", pero "volver es muy difícil". Incluso en lo suyo, informática, donde apenas hay paro, "tanto los salarios como la oferta de trabajo es mucho más atractiva en el extranjero". También a Martín le gustaría tener la oportunidad de retornar algún día, "no muy lejano".

Mientras, intentan ayudar para dar un vuelco a la situación, porque opinan, como Pedro, que "quizás existe poca implicación del alumnado en los órganos de decisión", un "problema" que cree "común" a "la sociedad en su conjunto". La Facultad Invisible sí ha decidido implicarse y para ello trabaja en varios proyectos: elaborar un informe educativo para identificar los principales problemas de la universidad pública española y despertar el debate en torno a ellos (en proceso); implementar un programa piloto para que las universidades desarrollen proyectos con aplicación comercial junto a empresas (ya en marcha); establecer un programa de crowdfunding para ayudar a los alumnos "más brillantes" a continuar sus estudios (a punto de lanzarse); un congreso del que celebraron la primera edición en 2015 y el proyecto de orientación universitaria por twitter, que cuenta con nueva web y que quieren dar a conocer entre universidades y centros de secundaria.

Nueva hornada

Si Martín, Pedro o Sabela merecieron el premio de Fin de Carrera, este año el Ministerio reconoció el esfuerzo de más gallegos. Hace una semana se entregaron los galardones a la promoción 2011-2012, cuatro años después de que los homenajeados acabasen los estudios y más de un año después de salir la convocatoria, en línea con el retraso sufrido por los de 2010-2011.

Esta vez, entre los 169 alumnos reconocidos en España con un primer (3.300 euros), segundo (2.650) o tercer (2.200) premio, se hallan ocho que estudiaron en Galicia: cinco en la Universidade de Santiago, uno en la de A Coruña y dos en la Universidade de Vigo. Entre los que se formaron en Vigo está, según publica el BOE, Guillermo Rosales, quien logró el único primer premio otorgado esta vez en la comunidad tras cursar Traducción e Interpretación. El ranking se completa con titulados en Biología, Matemáticas, Telecomunicaciones, Obras Públicas, Psicología y Filología Gallega e Inglesa.