Unidad frente a "intrigas y peleas". El presidente del PP gallego y de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, afiló ayer los dardos contra sus rivales políticos y marcó la agenda de la precampaña popular tanto para las elecciones generales del 26-J como para las autonómicas de octubre: ofrecerse como única opción sostenible frente a la inestabilidad de Mareas, PSdeG, BNG o Ciudadanos, a pesar de que estos últimos resultan la única esperanza de su partido para retener el poder en caso de perder la mayoría absoluta. El resto ha mostrado, hasta el momento, su deseo de desalojar a los populares, a pesar de sus tensas relaciones.

El escenario para hurgar en los problemas de sus contrincantes fue el mismo hotel de Santiago donde Feijóo reveló ante el aplauso de los suyos que repetiría por tercera vez como candidato. Ahí reunió ayer por primera vez desde su elección en el congreso de los pasados días 7 y 8 a su junta directiva, en la que aplicó una renovación del 70%. "Tenemos que trasladar a la gente que el único camino seguro es el de una formación que se renueva, que se entrega con generosidad, que sigue gobernando con independencia de que convocar elecciones anticipadas conlleve beneficios", declaró, según Europa Press, en alusión a la posibilidad de unir al 26-J las elecciones autonómicas. Feijóo descartó esta opción, si bien muchos en el partido consideran que hubiese sido un error por asociar su marca al PP estatal y a Mariano Rajoy.

La reunión, en la que Feijóo designó a Miguel Tellado, nuevo secretario xeral, director de la campaña de las generales, también le permitió sostener que frente a la "política con mayúsculas" que él aplica, el resto opta por "politiqueo".

El PP debe calibrar la potencia de su marca tras haber descendido desde el 52% de votos en 2011 a poco más del 37% el pasado 20-D, lo que se une a la pérdida de poder en las municipales de 2015, a pesar de mantenerse como primera fuerza indiscutible en Galicia.

Para recuperar apoyos, Feijóo marcó distancias con "partidos que no tienen líder" guiados por "el desconcierto generalizado y peleas internas", en el caso del PSdeG, donde existen "intrigas de palacio", en alusión las primarias, fórmula de elección de candidatos que el PP gallego defendía, pero que aparcó; las "riñas aparentes de Podemos" o la dependencia de un mensaje "desde Pablo Iglesias a las mareas gallegas" para tomar decisiones; la "desconfianza" que genera el BNG; o la "cacicada" de Ciudadanos por "decapitar" a su único diputado electo el 20-D, compartiendo la definición de Antonio Rodríguez tras ser relevado de las listas por la cúpula de Albert Rivera.