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La Xunta retrasa un año la prohibición de vender bollería y refrescos en los institutos

El plan inicial era implantar la medida para prevenir la obesidad infantil ya este curso en los 298 centros de Bachillerato y FP

Un alumno ante una expendedora automática en Vigo. // Eli Regueira

La Xunta retrasará hasta el próximo curso la prohibición de vender refrescos con alto contenido de azúcar, chucherías y bollería industrial en los centros de Educación Secundaria y Formación Profesional, tanto en sus cafeterías -explotadas mediante concesiones- como en las máquinas expendedoras automáticas. La idea inicial era que este mismo curso, del que apenas quedan dos meses, esta restricción estuviera ya aplicada en los 298 centros de ESO y de FP, pero finalmente va a resultar imposible porque la Consellería de Educación aún está estudiando la fórmula para hacer efectiva una prohibición que ya está implantada en los colegios de Primaria desde principios de 2014.

Fue hace seis años cuando el Ministerio de Sanidad acordó con las comunidades autónomas desterrar de los centros educativos los productos altos en calorías como una medida para combatir las obesidad infantil. En Galicia, al frente de esta iniciativa se colocó la Consellería de Sanidade, departamento que asumió la coordinación de la estrategia autonómica para frenar el sobrepeso infantil, ya que constituye uno de los retos de la administración para garantizar una mejor calidad de vida de la ciudadanía cuando alcancen la edad adulta y, de paso, para atajar el futuro gasto sanitario debido a los cuidados asociados a las complicaciones surgidas por el exceso de peso.

La Xunta ya reguló en marzo de 2014 la calidad de los menús escolares para hacerlos más saludables y también vetó la venta en los centros de Primaria de productos que contribuyen a elevar el peso de los niños y el pasado año la Consellería de Sanidade contactó con la Educación para eliminar la bollería industrial, los refrescos azucarados y las chucherías de los institutos de Bachillerato y de FP. Pero todavía no ha recibido respuesta. El departamento de Román Rodríguez asegura que aún está estudiando la propuesta y no le ha remitido la fórmula para aplicar la prohibición. Por eso, para este curso ya resulta imposible que se aplique la medida. Además, habría que modificar las condiciones de las concesiones por la que se explotan las cafeterías de los centros educativos.

Según las conclusiones del último estudio específico realizado en Galicia, con el pesaje y medición de 7.000 niños de entre 6 y 16 años, el 24,9% padecía sobrepeso y un 8,2%, directamente obesidad, problemas asociados "a un mayor riesgo para la salud a corto y largo plazo". Esta radiografía de los escolares muestra diferentes situaciones entre el rural y el ámbito urbano. En el primero se alcanza una tasa de obesidad que roza el 10%, dos puntos menos que en las ciudades.

Por ámbitos educativos, el 25,6% de los niños de entre 6 y 11 años, que cursan Primaria, sufre sobrepeso y un 9,4% obesidad. En secundaria, las cifras son un poco mejores, pues el sobrepeso afecta al 23,8% de los jóvenes mientras que la obesidad se queda en el 6,3%.

Uno de los datos más reveladores del estudio refleja hábitos de vida poco saludables, especialmente grave en edades tan tempranas. Así, si bien el 95,8% afirma haber desayunado "casi siempre" antes de acudir a clase, solo el 75,8% realiza actividad física al margen de las horas semanales dedicadas a ella en el colegio.

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