Desde los años 90 el eucalipto ha ido ganando terreno de forma exponencial en Galicia hasta el punto de que ya ocupa una de cada diez hectáreas de superficie forestal y de que cada vez es más difícil encontrar un bosque autóctono puro que no esté mezclado con especies foráneas. En las directrices del nuevo Plan Forestal de Galicia, la Xunta apunta que la superficie arbolada ocupada por eucalipto debería "mantenerse o reducirse" pero siempre de acuerdo "con las necesidades de la industria". Y, en todo caso, apuesta por un incremento de la superficie arbolada total, que actualmente es de 1,4 millones de hectáreas, y para ello se marca como objetivo elevar la plantación de especies autóctonas como castaños, robles, cerezos, nogales, fresnos, abedules y coníferas. Para ello incentivará con rebajas fiscales la plantación de este tipo de árboles. Así, las parcelas forestales repobladas con estas especies quedarán exentas del impuesto de sucesiones y donaciones.
La Consellería de Medio Rural solo se fija objetivos concretos para la ampliación de masas arbóreas de coníferas. Se propone elevar la superficie arbolada por pino del país en un 16,2 por ciento, la del pino silvestre para producción de madera un 14,1 por ciento y la del pino insigne un 12 por ciento. El borrador con las nuevas directrices del Plan Forestal no fija, sin embargo, ningún horizonte para cumplir estas previsiones.
Globulus por nitens
En cuanto al eucalipto, distintos colectivos ecologistas, sindicatos y los propietarios de comunidades de montes lamentan que la Xunta no plantee medidas para reducir la extensión de esta especie de origen australiano. La propuesta de la Xunta pasa más bien por sustituir las masas de eucalipto de la especie nitens (más resistente, de rápido crecimiento pero también más invasiva) por el globulus (que aporta más calidad a la producción maderera).
Según el último inventario forestal, el eucalipto copa en Galicia casi 200.000 hectáreas, una cifra que, según denuncia la Organización Galega de Comunidades de Montes, ya supera los límites previstos en el anterior Plan Forestal.
La Xunta, sin embargo, no quiere renunciar a la productividad del monte e incluso pretende aumentarla. Así, su objetivo, tal y como consta en las directrices del Plan Forestal, es incrementar en un 70 por ciento la producción anual de madera, pasando de los 7 millones de metros cúbicos anuales a los 12 millones anuales. Ese aumento, en todo caso, busca conseguirlo mediante un aumento de la explotación maderera de frondosas caducifolias como el roble o el castaño y coníferas.
Pero también quiere sacar provecho de la superficie no arbolada. Medio Rural plantea ponerla en valor incrementando la extensión destinada a la producción de pastos y forrajes hasta las 225.000 hectáreas.
Como herramienta para que el monte esté mejor gestionado y no se abandone, la Xunta lanzará un paquete de medidas fiscales que se sumarían a las impulsadas este año. En 2016 el Gobierno gallego aprobó exenciones en el impuesto de transmisiones patrimoniales y en el de actos jurídicos documentados para parcelas rústicas. Además, en el caso de herencias, los propietarios forestales también se benefician de varias exenciones como la eliminación de la tributación por herencia en patrimonios inferiores a 900.000 euros para los descendientes directos menores de 21 años y en mayores de 25 años, no tendrán que tributar aquellas herencias con una base imponible inferior a 400.000 euros.
A estas medidas se sumarán otras, según recogen las directrices del Plan Forestal, como la exención o reducción del valor catastral de aquellos montes que cuenten con algún instrumento de ordenación forestal para que no paguen IBI o abonen menos. También se harán desgravaciones en el IRPF por aquellas inversiones que se realicen sobre el monte.
