La carrera de José Ramón Gómez Besteiro (Lugo, 1967) es historia tras no haber podido escribir ni siquiera una línea en el ámbito institucional autonómico, a pesar de que estaba convencido de que sería en algún momento presidente de la Xunta. Ni siquiera ha podido optar al Parlamento.

La suya ha sido una carrera en constante ascenso presidida por una suerte de mantra socialista: estaba siempre en el lugar y momento adecuados y sin rivales internos de peso, hasta que su pasado como cargo público y la juez Pilar de Lara han provocado su adiós para no lastrar al PSOE, que busca llegar a La Moncloa con Pedro Sánchez.

Besteiro comenzó con 30 años su carrera como abogado tras licenciarse en Derecho por la Universidade de Santiago, gracias al trabajo de su padre, revisor de autobús, y su madre, ama de casa. Su perfil y su planta de "wasp" atrajo a quien fue su mentor político.

En 1999 accedió como edil al gobierno del entonces ascendente Xosé López Orozco, alcalde de Lugo, que le encargó unas tareas que han sido una de sus losas: el urbanismo. Ocho años después, en 2007, logró un hito: relevar al barón popular Francisco Cacharro Pardo como presidente de la Diputación de Lugo por primera vez desde la Transición. Cuatro años después revalidó el cargo, que usó como trampolín.

El PSdeG postbipartito estaba inmerso en unas guerras internas que Pachi Vázquez no pudo solventar y que, paradójicamente, acabó enterrado también por sus problemas judiciales. El camino se despejaba para Besteiro, elegido por primarias consultivas, pues los líos judiciales también apartaban al exministro José Blanco de la carrera.

Su liderazgo arrancó con septiembre de 2013, pero no estuvo exento de crisis internas, mostrando que la Champions autonómica se le iba a atragantar. De Lara le imputa diez delitos de presunta corrupción por los casos Garañón (etapa como edil) y Pulpeiro (diputación) y tumba así su carrera política, transformando al mirlo blanco en "un militante más", como dijo ayer.