Todos los residuos que se envían a la Sociedade Galega de Medio Ambiente y que no pueden ser reciclados, reutilizados o valorizados se desvían al vertedero de Areosa, cuyo mantenimiento cuesta cerca de 8 millones de euros cada año a las arcas públicas autonómicas. Así lo señala la Consellería de Medio Ambiente en un comunicado en el que apunta el coste de la operación y mantenimiento del vertedero. No obstante, el departamento dirigido por Beatriz Mato, quien visitó ayer las instalaciones, también resalta que Sogama consiguió reducir de forma "notable" desde 2008 la cantidad de desechos que acaban en el vertedero de Areosa: han pasado de las 413.000 toneladas de 2008 a las 185.000 durante el pasado año, es decir, se han reducido a más de la mitad.

La conselleira de Medio Ambiente destacó que el objetivo es desviar a Areosa el "menor porcentaje de residuos posible", es decir, lograr que el vertedero sea la "última opción". Para conseguirlo, Mato apostó por seguir concienciando a los ciudadanos de la relevancia de reducir y reutilizar, por una parte, y por "seguir trabajando para conseguir las máximas cotas de eficiencia" en la recuperación y reciclaje en la fase de tratamiento de residuos, por otra. Aun así, reconoció que hay residuos que no se pueden valorizar material o energéticamente y acaban en las instalaciones como las de Areosa, que cumplen "estrictamente" las exigencias de control y seguridad".

El vertedero, explicó, ya tiene el 85% de su superficie "perfectamente clausurada y sellada". La parte sur, la única explotada en la actualidad tras una ampliación que costó 1,6 millones de euros, puede almacenar 3,2 millones de toneladas. Al ritmo actual de entrada de residuos, tendría capacidad "para 15 años más", avanzó Mato..

Aunque el vertedero ya dispone, reiteró, de "unas instalaciones óptimas y de máxima seguridad", la meta es mejorarlas "aún más" con la construcción de una nueva planta de compostaje, que costará cerca de 4 millones de euros y tendrá una capacidad de 15.000 toneladas.

La conselleira explicó además que en el complejo medioambiental de Cerceda se construirá una nueva planta de recuperación de envases y se remodelará la actual de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible, actuaciones que costarán 30 millones de euros. Con esa nueva planta, se podrán aumentar las toneladas que se tratan en el complejo, que ya procesó el año pasado "la cifra histórica" de 583.000 toneladas de residuos. Se podrían alcanzar las 750.000, lo que redundaría, explican desde la Xunta, en una disminución de los residuos que acaban en Areosa, que se situarían "en menos de 100.000 toneladas por año.