Expertos en prevención como el psicólogo de la USC Antonio Rial Boubeta consideran que las campañas que buscan llegar a los adolescentes tienen que utilizar su mismo lenguaje y punto de vista. De lo contrario, advierte, es fácil que "filtren" lo que les traslade un adulto. La Consellería de Política Social concede que es un colectivo más receptivo a los mensajes que les llegan de sus iguales, de ahí que impulse un programa, "Correspondentes xuvenís 3.0", que busca compartir con ellos información de su interés a través de sus compañeros.

Y los chicos que se animan a asumir una tarea que requiere "esfuerzo", como admite Luis Carnero Feijóo, de 2º de Bachillerato del IES de A Rodeira, en Cangas, son cada día más: 198 en 2014, 383 el año pasado y casi medio millar, 482, en el curso actual. Claro que el objetivo es extender lo que ya ocurre en 83 centros de Galicia a todos los de enseñanza secundaria y FP.

La filosofía del programa es sencilla: se trata de convertir a estos jóvenes en "antenas informativas" que funcionen de forma similar a los dispositivos que captan y emiten ondas de radio. Solo que lo que reciben estos adolescentes es información para su colectivo, desde programas para completar su formación, hasta convocatorias de becas, pasando por ofertas de ocio o concursos que pueden movilizar su participación. Con todo, lo que más éxito tiene, explica Luis, quien asume la tarea con gusto (hasta el punto de repetir en su último año en el instituto), son las ayudas económicas para sus estudios o cómo conseguir títulos de idiomas, como inglés o portugués. "Son demasiado jóvenes para preocuparse por las salidas laborales", comenta Luis.

Pero la tarea de los corresponsales juveniles va más allá de informar, explica la Xunta: se trata de favorecer la participación y la maduración personal de sus compañeros y fomentar una educación en valores para pensar y desarrollar el espíritu crítico. Su primer mandato, con todo, es más prosaico, recopilar datos: se responsabilizan de recoger la información enviada desde la Dirección Xeral de Xuventude y desde la Oficina Municipal de Información Xuvenil de su localidad y de su propio centro. El segundo paso es la difusión. Para eso cuentan con apoyo del personal docente, aunque los formatos dependen de los protagonistas. En el caso de A Rodeira, como explica Luis, usan el boca a oreja: les preguntan y responden, pero también los corchos informativos o incluso insertan diapositivas en un monitor de televisión. Aparte, como los corresponsales están pendientes de los plazos de entrega de documentación para becas o concursos, tampoco es extraño verlos de clase en clase para advertir que la fecha límite se acerca. Pero conoce otros lugares en los que los voluntarios se filman comentando las novedades como si fuese un telediario.

Aunque cada vez más jóvenes de entre 14 y 18 años se animan a asumir el rol de corresponsales, la labor exigiría, hacen notar desde Política Social, unas cuantas cualidades: dominio de habilidades sociales y comunicativas, liderazgo, empatía, asertividad y, sobre todo, espíritu solidario. Luis enfatiza este último punto, el invertir "parte de tu tiempo en los demás", y añade uno más: "mucha paciencia". "Otro tipo de personas si les van encima con preguntas todos los días podrían cansarse", advierte este joven, quien apunta que no resulta extraño que sus compañeros le pillen por el pasillo y le asalten con dudas.

Pero él no lo dudó -tampoco otros 14, solo en su centro- cuando el concello de Cangas pidió voluntarios. Le convenció el argumento: "Si no son los alumnos quienes reparten la información, los chicos no le prestan atención suficiente". De este modo, resalta, los alumnos "participan más" y el "esfuerzo", dos recreos a la semana en los que los corresponsales se reúnen para organizar la información y difundirla, merece la pena. "Lo pasamos bien. No nos parece una pérdida de tiempo. Los resultados nos animan y animan a participar a más gente", proclama.