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Diferencias en el mercado laboral

El desempleo femenino en Galicia crece y agranda su diferencia con el masculino en 3.400 paradas más

-Los efectos en el mercado laboral afectan más a la mujer y crece la brecha de género -La tasa de actividad es 9,3 puntos inferior a la masculina pese al mayor nivel formativo

Hugo Barreiro

Los años de dificultades económicas afectaron más al panorama laboral femenino, con mayor aumento de la cifra de mujeres paradas al comparar la evolución de la curva del desempleo durante la crisis. Si en 2009, según explican analistas consultados, la tasa de empleo femenina superaba el 41,13%, situándose en el camino al 47% de empleados de ambos sexos (superior en hombres), en 2015 esa tasa de empleadas bajó al 39%. Para los expertos supone un paso atrás en la evolución positiva de la situación laboral de la mujer hasta que la recesión hizo mella.

Entre 2009 y 2015 el número de parados aumentó, en Galicia, desde los 82.200 a los 111.300 en varones y de los 78.900 a los 111.400 en el ámbito femenino. "De cada 100 desempleados, la mitad son mujeres. La variación del número de desempleados durante este periodo recoge un incremento de 32.500 para las mujeres y de 29.100 para los varones, es decir, que el número de mujeres desempleadas aumentó durante este periodo en 3.400 más que en varones, para resumir", explica el profesor de Economía de la Universidad de Vigo, Alberto Vaquero. Describe que el punto de partida, en cuanto a la situación laboral diferenciada por género, "era peor" para ellas, pero con la evolución de los datos en los últimos años la brecha de género se agrandó, de manera que esa tendencia femenina de cara a la equidad laboral se vio truncada por los efectos de la crisis en el mercado de trabajo y en la economía del hogar.

En Galicia, entre el primer trimestre de 2009 y el último trimestre de 2015, la Encuesta de Población Activa del INE registró un descenso global de 76.100 personas, en su mayoría varones (65.100) frente a las 11.000 mujeres. Así, en el primer trimestre de 2009 y de cada 100 activos, 46 eran mujeres. En el último trimestre de 2015 casi eran 48. En cuanto a la tasa de actividad en el periodo analizado, se pasa de 62,6% al 58,2% para los varones, frente al paso del 48,6% al 48,9%. "Los varones reflejan un claro descenso de la tasa de actividad, frente al mantenimiento del indicador para las mujeres, debido sobre todo, al parón de la construcción, un sector con una presencia elevada de varones", añade el experto en Economía. Destaca, no obstante, que la tasa de actividad femenina "es 9,3 puntos porcentuales inferior a los varones, cuando el nivel formativo de las mujeres es mucho más alto, en media, para el colectivo femenino".

Es que si durante la primera parte de la crisis fue el empleo masculino el más afectado por la pérdida de puestos laborales, ya que en los primeros años golpeó especialmente a sectores como la construcción (y la industria), tradicionalmente de mayoría masculina, en la segunda parte de la crisis, y observando los efectos de la misma a largo plazo, el empleo femenino se resiente más.

Menor tasa de ocupación

En relación a los indicadores de ocupación, el número de ocupados en Galicia por sexo pasó de los 638.700 varones en el primer trimestre de 2009 a los 544.400 en el último de 2015, una caída de 94.300 ocupados. En este campo, para las mujeres, este descenso fue de 43.500, al pasar de los 531.600 a los 488.100. En Galicia, por cada 100 ocupados, poco más de 47 son mujeres. En cuanto a la tasa de ocupación pasó de 54,5% al 48,3% para los varones y del 42,4% al 38,8% en el ámbito femenino. También en este punto los indicadores femeninos no alcanzan a los masculinos: "la tasa de ocupación de las mujeres es inferior en 10 puntos a la de los varones", añade el experto.

Eva Aguayo - Coordinadora de la Oficina de Igualdad de Género de la USC

"Es clave analizar el uso del tiempo; la agenda diaria más allá del trabajo"

"Sí que existe esa prioridad de hacerse cargo de la familia. En la unidad familiar, cuando hay una toma de decisiones, suele ser la mujer la que se hace cargo del hogar, priorizando el sueldo del hombre". Eva Aguayo, coordinadora de la Oficina de Igualdad de Género de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), explica las diferencias entre el trabajo remunerado y el no remunerado en las agendas de hombres y mujeres. Describe, además, los estereotipos de roles de género en tiempos de crisis.

Los patrones no distan mucho de otras crisis previas, en cuanto al papel que desempeña el colectivo femenino para facilitar la supervivencia del núcleo familiar y, en definitiva, del hogar. "La mujer siempre ha tenido un papel fundamental en tiempos de crisis. En Historia Económica incluso se habla de Economía de Retales, refiriéndose a esa capacidad y rol que asumen muchas mujeres para ser capaces de mantener la mayor calidad de vida posible en el ámbito del hogar", expresa.

Sin embargo, esa capacidad para avanzar pese a las dificultades, teniendo en cuenta el colectivo de mujeres que opta por tomar las riendas de la economía familiar, tiene repercusiones en la trayectoria profesional en el ámbito femenino.

Para comprender bien el rol de la mujer en un panorama económico desfavorable, Aguayo explica que "hay que tener muy en cuenta los usos del tiempo, las estadísticas de los usos del tiempo, o lo que es lo mismo, la agenda de todo el día de hombres y mujeres, más allá del periodo oficial de trabajo". Afirma Aguayo que hay que ir más allá de las estadísticas oficiales de tasa de actividad o inactividad. Apunta que en España las diferencias son mayores, entre hombres y mujeres, en cuanto a dedicación a tareas del hogar, que en otros países de la Unión Europea.

Además de los usos y empleo del tiempo, la coordinadora de la Oficina de Igualdad de Género de la Universidad de Santiago apunta que responde a una situación complicada que sean más las mujeres que se acogen a jornadas a tiempo parcial, para poder combinar la jornada laboral con tareas en el ámbito familiar, habitualmente. Vuelve a insistir que también en este caso la agenda diaria va más allá del empleo remunerado. Apunta que los roles forman parte de una negociación entre los miembros de la unidad familiar.

Alberto Vaquero - Profesor de la Facultad de CCEE y Turismo de Ourense

"En un panorama laboral complicado el sistema penaliza más a las mujeres"

Al inicio de la crisis la tasa de empleo de las mujeres era inferior a la de los hombres, pero el sector femenino avanzaba en el mercado. Para Vaquero, economista, partían con peores datos que el colectivo masculino, antes de que la recesión económica golpease el mercado. Sin embargo, la crisis ha significado "un paso atrás en ese camino hacia la equidad", añade el profesor de la Universidad de Vigo, en el Campus de Ourense.

Para Vaquero sí existen diferencias desde distintas perspectivas, tanto en el campo de la remuneración como también en la gestión de los tiempos en comparación con el colectivo masculino. "En términos generales, en un panorama laboral complicado, se observa que el sistema penaliza más a las mujeres", expresa el profesor de Economía. Recuerda Vaquero que los datos están vinculados a ciclos vitales, a modelos que se repiten en el tiempo.

Durante los últimos años se detectaron esquemas similares en hogares obligados a repensar el rol de cada uno de los componentes ante un panorama económico nuevo. Habla de ello el profesor Vaquero, a modo de ejemplo: "cuando hay dos perceptores de renta, me refiero a él y a ella, en situación de pareja, quiero decir, se tiende a la seguridad en la percepción de la renta, la más alta sobre la más baja, cuando la situación obliga a elegir una de las dos o cuando hay una situación de pérdida de empleo". "Además, afecta más a la mujer el empleo a tiempo parcial y la decisión de encargarse del cuidado de la familia a cambio de que el marido, hablando en términos generales y a modo de ejemplo de situaciones experimentadas en los últimos años, pueda seguir trabajando a tiempo completo, dedicándose a la empresa. Este tipo de situación perjudica a las mujeres, en cuanto a desarrollo profesional. Nos referimos a la autoexclusión del mercado laboral cuando se da una situación de elegir entre familia y trabajo y cuando se supone que la responsabilidad familiar es compartida entre ambos miembros de la pareja. Según la tasa de actividad, la mujer rentabiliza menos la formación", concluye.

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