Ellas usan el ordenador menos que ellos y lo mismo sirve para internet, una afirmación válida para Europa, España y Galicia. Pero también es cierto que las mujeres que estudian carreras técnicas en la comunidad apenas representan la cuarta parte de los alumnos pese a suponer más de la mitad de los matriculados. Por eso, los expertos creen que el que exista, y persista, aunque con evolución favorable, vistos los datos de os últimos años, una brecha digital de género tiene que ver con una cuestión de poder y la pervivencia de una sociedad "patriarcal".

En Galicia, el Observatorio da Sociedade da Información de Galicia (OSIMGA) muestra en un estudio cómo las gallegas se quedan a 4,2 puntos (5 en Europa) de los gallegos en el uso de ordenadores y a 3,8 en utilización de internet (3 en la UE). Los datos de la media estatal no son mucho mejores: la diferencia es de 4,1 puntos en el primer caso y de 3,4 en el segundo. No obstante, la evolución es esperanzadora: entre 2010 y 2014 esa brecha digital de género se redujo en Galicia 2,9 puntos, a más velocidad que en el resto del Estado (solo 2) en el caso de las máquinas y a un ritmo menor en lo tocante a la red.

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Para Jorge García Marín, secretario del Centro Interdisciplinario de Investigacións Feministas e de Estudios de Xénero de la Universidade de Santiago, "realmente la explicación de fondo es todo lo que tiene que ver con el poder y la dominación masculina". "Vivimos en una sociedad patriarcal", explica este profesor de Sociología, "basada en un modelo androcéntrico y el uso de las nuevas tecnologías y la informática hoy en día es como un nuevo amo patriarcal". Así, insta a recordar quiénes diseñan el software, quién creó facebook o quiénes están tras Apple o Microsoft. Apunta además que la cultura "es aprendida" y que desde la niñez "hay un modelo dirigido de roles", aunque "felizmente" hay quien escapa a él.

Este experto apunta a que mientras estudian las mujeres hacen más uso del ordenador e internet, pero, una vez que llegan las "responsabilidades familiares", las "sobrecargan en mayor medida que a los hombres, lo que explica menos tiempo para el ordenador". Además, señala, "los hombres ven el mundo digital más orientado al ocio y tiempo libre" y las mujeres "a lo práctico". Con todo, dice que la informática está en las aulas e implica una "obligación" de acceso a estas herramientas.

Si en general ellas están menos pendientes del mundo digital, en ciertos parámetros esa tendencia se rompe. El nivel educativo, la juventud y el hábitat influyen. El informe concluye que la formación es determinante en el uso de la red: en las etapas de educación más bajas, los varones ganan, pero la situación se invierte conforme se eleva la formación.

En cuanto a la edad, el OSIMGA muestra que entre los 16 y los 34 años las mujeres superan a los hombres en el uso de internet, pero a partir de los 45 años la brecha de género se torna "desfavorable" para el sexo femenino, una situación que se agrava hasta alcanzar los 10 puntos de diferencia en edades por encima de los 65 años, en parte por "el acceso histórico desigual al mundo cultural y educativo institucionalizado" que afecta, explica García Marín, a esas generaciones, pero también por un menor tiempo libre y el "desconocimiento de su utilidad".

Por lo que respecta al hábitat, en los núcleos de menos de 5.000 habitantes la brecha digital de género es más reducida. En las localidades que superan los 20.000 vecinos, la diferencia en contra del sexo femenino en uso de ordenador llega a los 5 puntos. Los datos manifiestan que la grieta que separa a ellas de ellos es "más acusada" en Pontevedra y A Coruña y menos en Ourense y Lugo, mientras que si se examinan las siete ciudades, Pontevedra tiene el desfase más amplio (9,4 puntos) y Vigo (3,8 puntos de distancia) el menos pesimista. En internet, la provincia de Lugo presenta los datos más positivos (1,2 puntos) mientras Pontevedra lidera los negativos (4,9 puntos).

García Marín considera que los datos cuantitativos no bastan para conocer lo que más importa a su juicio: para qué se usan estas tecnologías. El OSIMGA sí aclara que las gallegas son tan activas como los gallegos en el comercio electrónico, y los superan entre los 25 a 34 años de edad, y en lo tocante a la interacción con las Administraciones públicas a través de internet ocurre lo mismo. El comercio, apunta García Marín, puede tener que ver con el papel de la mujer de "provisora" del hogar, mientras la vía telemática puede ir asociada a optimizar la gestión del tiempo. La "impresión" de este profesor "es que han trasladado los roles habituales al campo de las nuevas tecnologías y las superwomans encuentran la misma liberación en el ordenador que en los años 60 encontraban comprando una lavadora", explica. "Cambia la tecnología pero permanece la sumisión", denuncia.

En cuanto a los núcleos más rurales, señala que incluso los buenos datos de conexión entre las mujeres se derivan del "machismo", que tuvo, dice, "un efecto al revés". "Quien podía estudiar era la mujer porque el hombre se quedaba al cuidado de la tierra", explica.

Sobre cómo evolucionará esta brecha en el futuro, este experto señala: "El sistema productivo económico no puede permitirse que las mujeres estén por debajo en esos usos y consumos con respecto a los hombres". Para él, "lo interesante es el siguiente paso: superar la segunda brecha digital, y es que las mujeres conquisten el campo de la alta tecnología y los estudios y la investigación técnica".