Reganosa completó a principios de 2014 su vieja aspiración de ser mucho más que una planta de almacenamiento de gas. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) accedió a convertirla en el segundo transportista del sector en España tras el beneplácito previo de la Comisión Europea, con todo lo que eso suponía para la ampliación del negocio y el derecho a cobrar más ingresos de los que están regulados por ley. Eso sí. A cambio, las autoridades reguladoras impusieron que los dos accionistas de la compañía con intereses en la actividad, Gas Natural Fenosa y la argelina Sonatrach, se quedaran al margen de la gestión. Sin poder de voto en los consejos. Un papel que a Gas Natural, con el 21% del capital, ya no le interesaba. Su salida ha obligado a los otros dos principales socios, la Xunta y el Grupo Tojeiro -propietario de Gadisa- a rascarse el bolsillo para, como reconoce el Gobierno autonómico, "blindar" una "industria estratégica". Los dos desembolsan unos 27,5 millones de euros para quedarse con la participación de la multinacional energética.

Fue la Xunta la encargada ayer de anunciar la desinversión de Gasifica, la filial con la que Unión Fenosa Gas (90%) y Gas Natural Fenosa (10%) articulaban su presencia en Reganosa. La Administración autonómica toma parte de sus acciones, el 6,8%, por 8,9 millones y pasa a controlar el 24,31%. La Xunta se convierte así en la segunda principal accionista.

Gadisa y Forestal del Atlántico -también del Grupo Tojeiro- asumen el capital restante y pasan a detentar el 28,16% y el 22,53%, respectivamente. Aunque el montante pagado por los propietarios del principal grupo de supermercados gallegos no transcendió, la cifra ronda los 18,5 millones de euros, en línea con lo abonado por la Xunta por su parte. La valoración de la totalidad de Reganosa superaría pues los 130 millones.

"El Gobierno gallego mantiene su apuesta por este proyecto industrial estratégico que supuso una inversión en infraestructuras energéticas de más de 1.000 millones de euros -explicaba ayer la Consellería de Economía en el comunicado con el que reveló la operación-. El objetivo es blindar una industria estratégica, con importantes inversiones a medio plazo, y que está llamada a convertirse en un hub de gas natural licuado (GNL) del norte peninsular".

Un mercado, añade el departamento que dirige Francisco Conde, "con un importante impacto en otros sectores como el naval, en el campo de la construcción de nuevos buques suministradores de GNL, así como en la reconversión de embarcaciones".

La Xunta subraya que con su decisión "garantiza que Reganosa sea más gallega". Tanto el Gobierno regional como los Tojeiro optaron por ejecutar el derecho de suscripción preferente sobre las acciones de Gas Natural. Sonatrach sigue manteniendo un 10% y un 15% está en manos del fondo australiano First State.

En Unión Fenosa Gas confirman que "las limitaciones" de los reguladores en Reganosa por su condición de transportista fueron el desencadenante. "Nuestra vocación es industrial, no de meros accionistas financieros", aseguran fuentes de la compañía, que "tenía claro" que no quería continuar y aprovechó "la oportunidad surgida". En Reganosa expresan su "satisfacción" por la existencia de un acuerdo de cara a su objetivo de consolidarse como "un operador del mercado global".

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