La cúpula del BNG descarta la confluencia con En Marea porque esa alianza "no ayudará a la recuperación social, política y electoral del nacionalismo", puesto que esa candidatura estará determinada por "dependencias de direcciones de fuerzas [políticas] estatales" y, además, carecía de "voluntad" para concretar una alianza en las pasadas elecciones generales, en las que el Bloque se quedó sin representación en el Congreso por primera vez desde 1996 y la coalición de Anova, Podemos y Esquerda Unida alcanzó los seis escaños y se convirtió en segunda fuerza en votos de Galicia.

Esta decisión consta en el relatorio político elaborado por la cúpula del BNG, que ahora pasará a ser debatido en las asambleas comarcales antes de la discusión definitiva en la asamblea nacional prevista el 28 de febrero. La hoja de ruta oficialista se nutre de las aportaciones precisamente de las bases, aunque también del sentir de la cúpula, y no establece si debe continuarse usando la marca Bloque u optar por nuevas siglas como NÓS-Candidatura Galega, pero sí defiende la necesidad de independencia. "Deberemos garantizar una opción nacionalista y de izquierdas en Galicia con incidencia y sin subordinarse a ninguna fuerza política de ámbito estatal", reza el relatorio.

El texto consta de varias partes en las que primero se traza un diagnóstico de la situación sociopolítica y luego se plantean tesis políticas y organizativas para revitalizar a una fuerza que llegó a alcanzar los 18 diputados en 1997 y desde entonces no cesa en su pérdida de apoyos.

Como punto novedoso respecto a las elecciones autonómicas, abre la puerta a contar con un líder único que aglutine la portavocía nacional -papel orgánico- y la candidatura a la presidencia de la Xunta, modelo de bicefalia que se siguió tras la época de Anxo Quintana. Los estatutos actuales vetan que una persona compagine ambas responsabilidades.

El documento prima, como causa de la caída electoral, las críticas a las causas exógenas al BNG y el contexto de conversión de la política en "espectáculo" con hiperliderazgos y un discurso recentralizador que orilla a las fuerzas nacionalistas. De hecho, lanza un dardo a Podemos por lanzar un discurso sobre la "plurinacionalidad" que considera una "táctica" para absorber a otras organizaciones mientras muestra claramente su deseo de un resultado negativo en un referéndum en Cataluña.

El horizonte más cercano es el de la cita electoral gallega, donde la izquierda sostiene que el PP no alcanzará la mayoría absoluta, pero el documento nacionalista abre el escenario más allá para abrir "una nueva etapa del proyecto político del nacionalismo". Aboga por lanzar la iniciativa Máis Alá, inspirada en el manifiesto de 1922 de igual nombre, para consultar con la sociedad, no solo con la militancia, el rumbo a tomar. Una vez se celebre la XV Asamblea Nacional, el Consello Nacional frentista abrirá ese debate en un plazo máximo de dos meses y durante un año como máximo para debatir sobre la estrategia política, el modelo organizativo y el diagnóstico sobre Galicia.

El aperturismo, la renovación del discurso, con clases de oratoria y comunicación para los cargos de la organización, y la insistencia en tumbar tópicos sobre el BNG constituyen también varias de las recetas con las que reconectar con la sociedad que una vez vio en él un líder de la alternativa a la derecha y desde hace dos décadas lo castiga con cada vez menos apoyos.

La tesis oficialista aboga por plasmar su ideario de una forma "más pedagógica y comprensible" y enfrentarse a la visión vinculada a la opacidad y radicalismo asociada al BNG. Para atraer a activistas sociales y ciudadanos defiende abrir las asambleas a no militantes.

También insiste en la necesidad de revisar la estructura territorial, agilizar las asambleas locales, mejorar la democracia interna -de la que presume en el documento- y dedicar un espacio especial a la conexión con los movimientos sociales de las ciudades, donde sufrió un serio varapalo en las municipales de mayo de 2015.