Conocer las nubes, pero tener los pies en la tierra. El temario de un aspirante a contar con una licencia para pilotar drones no es poca cosa, y abarca desde reglamentación aeronáutica a meteorología, pasando por procedimientos operacionales, de comunicaciones y de navegación y mapas. Fraseología aeronáutica y alfabeto internacional para las radiotelecomunicaciones, interpretación y uso de cartas aeronáuticas, cizalladura, nubes y tormentas solares, son algunos de los temas que entran en el examen para poder convertirse en piloto de una aeronave operada a control remoto. A esa parte teórica, un mínimo de 50 horas de formación, se suma la práctica, que debe estar vinculada, supuestamente, al aparato específico que se piensa manejar y a su sistema de control. La formación básica puede suponer el desembolso, como mínimo, de entre 500 y 600 euros.

Para poder adquirir esos conocimientos, existen cursos RPAs impartidos por organizaciones de formación, que deben contar con el visto bueno de la AESA. De las 58 que constan en la página web de la entidad para todo el Estado, cuatro se localizan en Galicia: Club Aerocelta (en Vigo), Aeroflota del Noroeste (en A Coruña); Real Aeroclub de Santiago y Aerolugo. En los centros de formación de todo el Estado se han "licenciado" ya, desde 2014, varias promociones de pilotos de la más diversa procedencia: ingenieros, fotógrafos, arquitectos, emprendedores o simplemente quienes buscan en ese ámbito una oportunidad laboral.