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La lucha contra la diabetes, a la espera de contrato

- Una investigadora pontevedresa prepara las maletas tras recibir un premio de la Sociedad Española de Bioquímica por su investigación - Acaba de terminar el contrato en la Universidad Complutense

Sabela Díaz-Castroverde. // SEBBM

Disminuir la glucosa en sangre para minimizar el fallo en la producción de insulina, que es lo que ocurre en la diabetes tipo II, es decir, atacar la dolencia en sus estadios tempranos y hacerlo mediante terapia génica. Una única inyección de un virus adenoasociado que se usa como "vehículo" para expresar en el hígado la isoforma A del receptor de insulina y así permitir a sus células captar más glucosa para evitar el fallo del páncreas Si el páncreas "se salva" en ese punto, el paciente no necesitaría depender de la insulina, evitaría tener que inyectarse cada día. Esa es la meta de la investigación que desarrolla la pontevedresa Sabela Díaz-Castroverde en la Complutense y que logró el reconocimiento de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular y de la Fundación Lilly a través del premio Margarita Lorenzo.

Sin embargo, merecer este galardón, que reconoce el mejor trabajo presentado al Congreso Anual de la SEBBM por científicos menores de 35 años en el ámbito de la "Diabetes, obesidad y regulación metabólica", no ha representado para Sabela Díaz-Castroverde (Pontevedra, 1987), aunque parezca "increíble", como ella misma reconoce, una garantía para proseguir con la investigación que la ha hecho acreedora del reconocimiento. El 31 de diciembre su contrato se acabó y por ahora no hay fondos en el horizonte que le permitan seguir en su especializado puesto de laboratorio, por lo que ya tiene claro que lo que toca es hacer las maletas e irse al extranjero.

"Me voy a ir. No sé aún a dónde ni a qué grupo, pero me iré trabajar fuera de España. Es que aquí no tenemos estabilidad, no tenemos contratos...", lamenta. "Al final, uno se siente mejor valorado fuera, tiene mejores condiciones laborales y salariales y se va", añade. Pero no solo ella. Aunque concede que "suena a tópico", reconoce que se está perdiendo talento en España. "Porque al final, alega, nosotros (los científicos que se van) encontramos trabajo fácil en el extranjero y supongo que por algo será, y nos aprovechan más, nos exprimen más", comenta. A veces, admite, tiene la sensación de que se repite como un "mantra" que el I+D es "importante" y que "la investigación debería ser lo primero" sin estar "mentalizados de lo que decimos". "Aquí hay un problema muy serio", recalca. No obstante, también defiende que, como investigadora, la crisis no puede ser un factor: "Uno tiene que hacer lo que le gusta y luchar por ello".

Con su marcha, la investigación que dirige el doctor Manuel Benito en la Universidad Complutense, donde la joven gallega se licenció y estudió un máster de Bioquímica, Biología Molecular y Biomedicina, también sufrirá como mínimo un parón, ya que Díaz-Castroverde se ha encargado de la parte técnica especializada en el laboratorio. Para eso tuvo que recibir formación específica en el CIMA de Navarra, con el que colaboran, y en la University of Columbia (Nueva York), y lo propio tendrá que hacer quien la reemplace. "Si no hay alguien que esté contigo unos meses aprendiendo de ti, es difícil transmitir lo que aprendiste", señala. Sobre todo en su campo: "La terapia génica requiere de técnicas superespecializadas que debe realizar personal especializado y cualificado", argumenta esta experta.

Además, los animales que se usan en los ensayos clínicos antes de probar la terapia con humanos (en su caso ratones) están listos para los experimentos en unos tiempos concretos que no siempre coinciden con los de la política, que será la que determine (en este caso Madrid) si sigue financiando (junto a la UE) el Consorcio MOIR (una red de grupos de investigación dedicados a analizar los mecanismos de resistencia a la insulina).

Díaz-Castroverde recuerda la relevancia de la diabetes: La sufre una de cada 12 personas (la mitad no lo sabe), cada 7 segundos alguien fallece por la enfermedad y es responsable de uno de cada nueve dólares gastados en cuidado sanitario.

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