-¿Considera que los nuevos partidos se han comido a UPyD?

-Es curioso, cuando nosotros lanzamos UPyD todo el mundo estaba encantado con el bipartidismo y nos decían que no había espacio para más. En cambio ahora es todo lo contrario, el bipartidismo parece el demonio colorado y todo lo demás es bueno. Tampoco es así. Países como Estados Unidos o Inglaterra son bipartidistas y no son los peores del mundo.

-¿Fueron los primeros en intentar hacerse un hueco?

-Sí. Es importante que UPyD rompa el cerco de silencio y exclusión al que ha sido sometido. Temo que pague el pato tras haber sido los primeros en romper el tabú del bipartidismo.

-¿A qué cree que se debe la fuerza de las nuevas caras?

-El momento no es el mismo. A partir de la crisis surgió una desconfianza hacia los partidos tradicionales. También he de decir que UPyD es el único partido sin casos de corrupción e imputaciones en sus listas, por eso es importante estar en el Parlamento; estarían bien 2 o 3 representantes. Cuando nosotros salimos a la palestra no había estas tertulias. Hoy la 'guapocracia' que tenemos se ha hecho toda a base de tertulias de televisión. Es un perfil que tiene que ver poco con la política y mucho con el espectáculo.

-¿No le gusta el término de nueva política?

-Creo en la buena y en la mala, independientemente de la edad. Si mañana se presentara Thomas Jefferson (tercer presidente de EEUU) me parecería muy bien aunque fuera de hace dos siglos. Como cuando dicen somos el cambio. El cambio en sí es no decir nada. Un cambio puede ser para mejor o para peor.

-¿Augura un escenario de pactos tras el 20-D?

-Sin duda. No creo que nadie esté en posición de gobernar solo. En política las cosas se hacen posibles cuando son imprescindibles. Habrá acuerdos.