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Juicio por un crimen que conmocionó a Galicia

Los hermanos de Basterra aseguran que su portátil estaba en el piso en el registro

-Sostienen que les pareció "llamativo" y "extraño" que los agentes no se lo llevaran - Ni el acusado ni otra persona les pidió ocultar el dispositivo o manipularlo, afirman

José Luis Gutiérrez Aranguren y Belén Hospido. // Xoán Álvarez

¿Estaba o no el portátil de Alfonso Basterra en su piso? La respuesta depende de a quién se pregunte. Para los agentes que practicaron el registro en su domicilio, en un par de ocasiones inmediatamente tras los hechos, el ordenador no se encontraba allí. De hecho, el aparato permaneció, según la instrucción, tres meses desaparecido, hasta que se encontró en la vivienda en un tercer registro, a finales de diciembre. El acusado defiende otra versión: el dispositivo "nunca" se movió de su casa. Y ayer sus dos hermanos, José María y Rosa, que declararon por videoconferencia en la última jornada de testificales del juicio por la muerte de Asunta, corroboraron su declaración al asegurar que cuando acudieron al funeral de la niña el ordenador estaba en el domicilio del acusado, a la vista, y que les pareció "llamativo" y "extraño" que no se lo llevaran en los registros. También proclamaron que ni Alfonso Basterra ni otra persona les había pedido que lo ocultaran o manipularan.

Tras varios testimonios convocados por el letrado de Rosario Porto, y que buscaron, un día más, perfilar una relación "normal" entre madre e hija y al revés, y constatar cómo lloró la pérdida de una niña para la que tenía planes de futuro, llegó el turno a los llamados por la defensa de su exmarido. Fueron tres, y en todos los casos la letrada del periodista, Belén Hospido, puso el foco en el ordenador portátil, que fue recuperado en diciembre de 2013, cuando la letrada comunicó al instructor que su cliente dejaba el piso alquilado en Santiago y dentro se encontró el ordenador que la Guardia Civil no lograba localizar.

Los dos hermanos coincidieron en apuntar la presencia del ordenador cuando acudieron al funeral, aunque Rosa pudo dar más detalles porque asistió al segundo registro del piso, el día 26, mientras que José María solo pudo permanecer en Santiago hasta el 25, aunque el día 22 el domicilio de Basterra ya había sido inspeccionado una primera vez. Ambos apuntaron que llegaron el 24 al piso del acusado, donde se alojaron mientras él se quedaba con unos amigos, y que en ese tiempo intentaron no moverse de allí o hacerlo por turnos porque solo había un juego de llaves y Basterra les había pedido atender posibles registros. "Nos dijo que ayudásemos en todo", señaló su hermana Rosa. Entonces vieron el portátil.

Los dos fueron tajantes. Rosa dijo que en el tiempo que pasaron allí el ordenador "estaba" en el piso y que ni Alfonso ni otra persona les pidió en algún momento que escondieran el dispositivo o lo manipulasen, la misma respuesta que dio su hermano José María. "Yo lo vi nada más entrar", subrayó Rosa, quien lo ubicó "detrás del cubrerradiador", y además aseguró que mientras se procedía al registro del día 26 podía verlo "todo el tiempo" desde el sillón donde estaba sentada. "De hecho lo cogimos pensando que solo era la funda, que igual se habían llevado el ordenador, y al ver que pesaba lo volvimos a dejar allí, pegado a la pared", dijo.

Rosa Basterra también relató que durante el registro, cuya duración estimó en "más o menos media hora", le preguntaron por su bolsa de viaje, que estaba en el cuarto de Alfonso, y por unas pastillas del baño, que eran "para la alergia" y eran del acusado, pero "en ningún momento" por el portátil. Incluso, comentó, como el abogado que atendía entonces al padre de Asunta le había encargado prepararle una bolsa de viaje con algo de ropa por si le ingresaban en prisión, la dejó junto al ordenador. "Como en el registro me extrañó tantísimo que no se lo llevaran, cuando me marché ese mismo día lo dejé todo junto para que lo vieran", subrayó. El detalle le llamó tanto la atención que lo comentó con la familia y los amigos y luego en una conversación telefónica que no sabía que estaba siendo grabada con un programa: "Conté que estaba allí el ordenador. Desde el primer día". No sabe, en cambio, si lo mencionó cuando acudió a la Guardia Civil de su localidad para actualizar sus datos de contacto, aunque cree recordar que sí.

Su hermano José María ratificó que vio la funda del portátil, y que pesaba, desde que llegó y cuando se fue, el aparato seguía allí. Cuando al día siguiente de irse, el 26, habló por teléfono con su hermana, esta le comentó que había sido testigo del registro de ese día y les resultó "llamativo" que "el ordenador ni lo tocaran ni se lo llevaran". Nada más llegar a Tenerife, el hermano de Basterra habló del tema con unos amigos que lo visitaron para darle ánimos. Una de ellos compareció ayer por videoconferencia para confirmar que les dijo que había visto el ordenador y que le "extrañó" que la policía no se lo llevara.

No obstante, ambos reconocieron que la de ayer fue su primera comparecencia en sede judicial sobre el asunto. Porque durante los tres meses en que el ordenador no aparecía, José María pensaba "que buscaban un segundo ordenador". Incluso, añadió, "en la televisión decían el otro ordenador". Rosa alegó que no habían acudido a la justicia hasta ahora para hablar del dispositivo porque "nadie les había llamado antes".

Uno de los agentes que compareció hace unos días confirmó que cuando el portátil apareció lo hizo al lado de una bolsa de viaje. El investigador que analizó el contenido del ordenador indicó que no se podía saber si se cambió el disco duro, pero sí aludió a miles de archivos (unos 547.000) borrados.

Por otra parte, José María, que destacó que Alfonso era "un delirio de llanto" tras la muerte de la niña, también se refirió a la comida que almacenaba el acusado en la nevera. Contó que tras la ceremonia se fueron todos a casa de Porto y que, llegada la hora de comer, recordó la comida que este guardaba en su frigorífico y retiró de allí "albóndigas" y "el famoso revuelto de champiñones". Revuelto de champiñones fue, según la autopsia, la última comida que ingirió Asunta Basterra, y los investigadores creen que pudo administrársele el Orfidal por esa vía.

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