Tras unas cuatro horas de interrogatorios a candidatos a integrar el jurado popular que determinará el grado de culpabilidad de Alfonso Basterra y Rosario Porto en la muerte de su hija Asunta, ayer quedaba conformado con una distribución casi paritaria: cinco hombres y cuatro mujeres, reparto que se repite en los dos suplentes: un varón y una mujer. Esas once personas serán las que integren el tribunal que presidirá el magistrado Jorge Cid. Les esperan cuatro semanas de maratoniana sucesión de testimonios y peritajes que se inician hoy con la presentación de las alegaciones previas y la proposición de pruebas por las partes. Ese jurado, junto al resto del público de la sala, se sentará a unos metros de donde también lo harán, desde hoy, Porto y Basterra, que probablemente serán interrogados entre mañana y el viernes.

De los 24 candidatos entre los que se dirimía el papel de jurado, solo cuatro fueron recusados, tras examinar a 15 que salieron por sorteo, tres lo fueron de forma conjunta por las defensas de Basterra y Porto y otro por la fiscalía (ya que la acusación popular aseguró que "no hizo uso de ese comodín"). Tanto el letrado de Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, como Ricardo Pérez Lama, uno de los abogados de la acusación popular, ejercida por la asociación Clara Campoamor, se mostraron "satisfechos" de la selección del jurado.

"Estoy satisfecho. Siempre dije que confío en los ciudadanos y el sentido común", proclamó Aranguren, aunque admitió que "temía", como "de hecho se dio ya el caso, que hubiera gente que tuviera un prejuicio y además no estuviera dispuesta a escuchar". "Superada esa traba", aseguró, "no hay ningún problema". "Confío en la honradez de las personas. Si los que tuvieron a bien decir que estaban influenciados lo dijeron, los que lo negaron confío en que sea así", argumentó. Mientras, Pérez Lama se declaró "seguro de que van a hacer bien su trabajo". "Van a analizar las pruebas que se les presenten y no van a ser mediatizados por nadie porque van a oír y a ver a cada una de las personas que van a intervenir en este proceso", alegó. Lo que describió es el papel que se les exige a los jurados: deben pronunciarse y ceñirse solo a lo que se vea en la sala.

La constitución del jurado preocupaba a las acusaciones, después de que hubiese que aplazar el juicio en junio por no reunir a los candidatos mínimos para abordar el proceso y tras insistir el letrado de Porto en que buscaría un tribunal "lo más imparcial posible". Sin embargo, las defensas no pusieron muchos peros ayer. Aranguren lo justificó, "somos los primeros interesados en que se celebre ya", dado que sus patrocinados se hallan en prisión preventiva desde hace más de dos años. De los aspirantes que salieron de los sorteos, recusaron a uno menos de los que podrían rechazar sin alegar causa.

Entre las impugnaciones prescindieron de dos que no reunían "condiciones de objetividad e imparcialidad" y que tenían "opinión formada" del caso. Aunque dijo que "había causas legales para la impugnación", optaron por recusar sin causa dado que había esa "posibilidad". También recusaron a un hombre cuyos problemas de salud y domésticos no fueron considerados por el magistrado.

El defensor de Porto indicó que las preguntas que hicieron a los potenciales jurados (en su caso tras consultar a compañeros con experiencia y asesores en aspectos psicológicos) buscaban "conocer su capacidad de escucha, su no influenciabilidad respecto a lo que hayan podido" conocer "estos años y si están dispuestos a juzgar y a condenar o no en función de las pruebas que haya aquí y no como consecuencia de lo que hayan podido escuchar fuera". Al final, subrayó, les "sobraron recusaciones".

El letrado de Porto concedió que "en su momento" él y su defendida compartieron "el temor de una influencia de las noticias, comentarios y tertulias" en los jurados. "Pero más allá de eso yo siempre traté de transmitirle tranquilidad", indicó, "que no tuviera miedo porque la gente de a pie es tan sensata o más que nosotros que vestimos toga". Indicó que a los jurados escogidos se les dijo "que estén tranquilos, que aquí no se trata de tener ningún tipo de conocimiento de derecho, sino sentido común, prudencia y atención, nada más".

Aranguren añadió que se teme que los interrogatorios a los acusados no se inicien hoy dado que las cuestiones previas pueden demorarse (avanzó que presentará "alguna nueva prueba"). Además influirá también, dijo, que los letrados se esforzarán por ser "didácticos" y "trasladar" al "lenguaje de la calle" lo que están "acostumbrados" a decir con uno "un tanto decimonónico".

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, se pronunció ayer sobre el jurado de Asunta en la Cope. Concedió que el caso fue "tan impactante" que "parece que la decisión está predeterminada, y eso ciertamente no es justo". Aun así, opina que el jurado "formará su opinión técnicamente".