Tanteó varias opciones, entre ellas, América, pero finalmente optó por Suiza, país en el que vivió con su familia hasta los tres años. Fue precisamente un pariente el que le habló de una vacante en la empresa en la que ahora está. "No es estrictamente referente a mi oficio pero me sirve para ir metiendo un pie aquí dentro", cuenta Sebas Rojo desde Lausanne. Este joven de 26 años natural de Carballo sí tenía trabajo en España antes de decidir irse: "estaba un poco en el aire, tenía que moverme por toda la península en malas condiciones y a unos precios inversamente proporcionales a las condiciones, y eso cuando me llamaban", explica.

"Hace más de 30 años vinieron mis padres y con ellos unos 10 tíos. Algunos de ellos se quedaron, otros se marcharon, y alguno hasta retornó, pero en estos momentos cuento con más de una docena de miembros de mi familia aquí", explica Rojo, que añade que por su trabajo recorre "todo Lausanne y la región de Vaud entera". Nunca había trabajado en Suiza pero sí sus padres y él vivió hasta los tres años en el país helvético y después se instaló en Galicia. Durante su infancia regresó varias veces al país helvético pero de vacaciones, para visitar a familiares.

Según Rojo Suárez, todos los meses se enteran de gente que vuelve a Suiza o de gente que "está en camino, de todas las provincias". En cuanto al freno a la entrada de europeos, Sebas cree que el colectivo gallego va "con contactos". "Aquí lo normal es venir por alguna referencia y más en estos momentos. ¿Quién no tiene conocidos en Suiza? Y si vienes con trabajo, en principio no tienes problemas para pasar. Si no tienes referencias es complicado y más si encima no sabes el idioma, aunque conozco casos admirables que vinieron sin ambos factores. La tasa de paro está en un 2-3%", concluye el joven.