La mayoría de las estadísticas, siempre frías, entrañan un evidente peligro. Que la realidad que hay detrás de cada cifra quede difuminada por la interpretación del resultado final. Y el riesgo es todavía más claro en la retahíla de indicadores sociales que narraron en los últimos siete años el estallido de la doble recesión y los primeros síntomas del cambio de ciclo en la economía española. La encuesta sobre centros y servicios de atención a personas sin hogar que ayer actualizó el Instituto Nacional de Estadística (INE) con los datos de 2014 son el enésimo ejemplo de la vida que esconden los números. Cada día, de media, cerca de 13.700 "sin techo" buscaron alojamiento en algún tipo de albergue o vivienda de acogida. En Galicia se superaron ampliamente los 500. Unos 550 en la primera mitad del ejercicio y 593 en el resto. El volumen de usuarios cae respecto a 2012 -la renovación del estudio por parte del INE es bianual- un 7%, pero en comparación con 2010 el desplome roza el 50%. Entonces, la ocupación de las instalaciones de la comunidad que ofrecen cama a gente sin recursos superaba los 1.100, muy cerca del 90% del las plazas existentes. Esa misma variación, el descenso a la mitad, se repite en la población regional que acude a desayunar, comer o cenar. Una evolución que sorprende a las entidades que trabajan directamente con colectivos en riesgo de exclusión, donde insisten en denunciar el creciente fenómeno de la "pobreza extrema" entre los que menos tienen.

En 2014 funcionaban en Galicia 39 centros residenciales para las personas sin hogar con 855 plazas. Cuatro años antes estaban disponibles 1.278. Sin embargo, la ocupación toca su mínimo desde que se elabora la estadística. El 69,9%, frente al 87,5% registrado en 2010. En 39 también -muchos comparten la doble funcionalidad- se da algún tipo de comida. Son, en total, seis albergues, 16 centros y 16 pisos de acogida, una vivienda de inserción, tres residencias, ocho comedores sociales, dos centros de día y seis instalaciones más de otro tipo.

En el caso concreto de aquellas dedicadas exclusivamente a servir alimentos, el número de centros se redujo en siete entre 2012 y el pasado año; y en 16 respecto a 2010, cuando se alcanzó el récord de servicios diarios prestados. Prácticamente 5.000 comidas. En 2012 bajaron a 3.547 y a 2.717 en 2014, según la encuesta del INE, fruto, como refleja la explicación de su metodología, de una "investigación exhaustiva" alrededor del listado de los centros sociales existentes que facilitan los servicios estadísticos regionales.

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El gasto por centro al año ronda los 234.000 euros. La media estatal es ligeramente superior, 278.000. En Cataluña salta a 500.000 euros; los 615.000 en Baleares; y 874.000 en Canarias.

Entre los usuarios no están todos los que son. Tomando como referencia el año de mayor demanda, el de 2010, a los alojamientos sociales solo fueron el 58% de los "sin techo" que existen en Galicia, según el propio INE, que cifró en aquel momento las personas sin hogar en la comunidad en más de 1.900. La confrontación de los datos es aún más llamativa si tenemos en cuenta que el número es muchísimo más elevado según Cáritas, cerca de los 3.700.

Entre las organizaciones ligadas al llamado tercer sector, las ONG, no descartan que las caídas en la asistencia a comedores sociales esté vinculada a la "enorme labor" de los bancos de alimentos desde el estallido de la crisis como una alternativa "real" a que las personas con pocos recursos, pero con vivienda, puedan comer en casa y no visitara estos centros que, de media, sirvieron el pasado año más de 500 desayunos diarios, 1.500 comidas y 600 cenas.

"En el seminario que acabamos de celebrar en la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión social en España precisamente una de las cosas en las que incidimos es la falta de datos fiables sobre la gente sin techo", apunta Xosé Cuns, director de la organización en Galicia. La encuesta recoge exclusivamente las personas que duermen en centros, "no las que viven en la calle". Aún así, a Cuns le sorprende la evolución a la baja que recoge la última actualización del INE, "porque nosotros notamos lo contrario". "La pobreza -señala- está aumentando entre aquellos que malviven con menos de 300 euros".

Sobre la población que está en la calle, la encuesta del INE publicada ayer únicamente incluye el número de personas atendidas. 302 en la primera mitad del año en Galicia y 309 entre julio y diciembre. De eso se encarga apenas una veintena de profesionales en la comunidad. El cómputo nacional de personas atendidas supera las 5.300, con unos 1.300 trabajadores ocupados en estas tareas.

El perfil de personas que trabaja en los centros refleja el fenómeno de la solidaridad en estos duros años. De los 810 que hay, uno de cada dos son voluntarios. Los asalariados indefinidos suponen el 29,5%. "Las administraciones -replica Cuns- no se pueden utilizar la buena disposición de la gente para excusar su responsabilidad política".