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La nueva normativa gallega sobre la muerte digna

Galicia anulará la objeción de conciencia de los médicos para sedar a enfermos terminales

Los facultativos deben administrar este tratamiento paliativo, aunque se acelere la muerte del paciente. La norma, que se aprobará en pleno a final de mes, está pactada por PP y PSOE

Unidad de cuidados paliativos del Hospital Nicolás Peña de Vigo. // José Lores

El proyecto de Lei de Dereitos e Garantías da Dignidade dos Enfermos Terminais dará respaldo legal por primera vez en Galicia a la sedación terminal y suprimirá el derecho a la objeción de conciencia de los médicos, que quedarán obligados a administrar a los pacientes el tratamiento necesario para aliviar su dolor, aunque esto "pueda acelerar su muerte" y vaya en contra de sus creencias y convicciones personales, morales, religiosas o filosóficas. El texto de la nueva normativa fue respaldado esta semana en comisión parlamentaria por PP y PSOE, que votaron a favor, y la abstención de AGE, BNG y Grupo Mixto. Y ahora solo queda pendiente su aprobación definitiva en el pleno de la última semana de este mes.

La ley fue propuesta por el grupo socialista que, aunque pretendía abrir un debate más amplio sobre la eutanasia, presentó un texto más comedido en aras de alcanzar un acuerdo con los populares.

La eutanasia queda descartada y se opta por la aplicación de cuidados paliativos, que incluyen la sedación terminal que definen como "la administración deliberada de fármacos en la dosis y combinaciones requeridas para reducir la conciencia de un paciente con enfermedad avanzada o terminal".

Blindar el derecho

Hasta ahora el Sergas ya permite a los pacientes, a través del documento de instrucciones previas, que manifiesten de forma anticipada su voluntad sobre los cuidados y tratamientos que podría precisar en el futuro. Sin embargo, no existía ningún respaldo legal que garantizase el derecho a los enfermos terminales a recibir estos cuidados paliativos independientemente del lugar en el que residieran. La sedación terminal se aplica ya en la mayoría de los hospitales, pero puede haber zonas en el rural donde los enfermos no tienen acceso a estos tratamientos. De hecho, la Organización Médica Colegial calcula que en España hay 250.000 enfermos terminales y solo la mitad tienen acceso a cuidados paliativos.

La otra ventaja de esta ley, además de amparar a los pacientes, es que da respaldo legal a los médicos que practiquen la sedación terminal y evitar así casos como el sucedido en 2003 en el hospital Severo Ochoa de Leganés, donde una denuncia anónima acusaba a un grupo de médicos de "una práctica de eutanasia activa" por la supuesta sedación irregular de 400 pacientes. El caso fue archivado pero la polémica supuso la destitución fulminante de la cúpula del hospital.

"Es una ley necesaria tanto para los ciudadanos como para los profesionales que ahora tendrán el respaldo de la ley para actuar", asegura la diputada socialista Carmen Acuña.

Durante la tramitación del texto se eliminó además la objeción de conciencia de los médicos que, en un principio, el PSOE incluyó pensando en que las negociaciones con el PP podían derivar en algún avance más hacia la eutanasia. Al quedar solo recogida la sedación terminal, se optó por suprimir el derecho a objetar.

La nueva ley deja claro que el médico debe respetar los valores, creencias y preferencias de los pacientes en la toma de decisiones clínicas "y deben abstenerse de imponer criterios de actuación basados en sus propias creencias y convicciones personales, morales, religiosas o filosóficas". También advierte a los facultativos que deben evitar la "obstinación terapéutica" en enfermos moribundos.

Carme Acuña asegura que existe una voluntad entre los grupos para aprobar esta ley por consenso en el próximo pleno. Solo AGE, BNG y grupo mixto mantienen vivas algunas enmiendas en alusión a los menores en situación terminal. La controversia gira en torno a qué edad los niños con enfermedades avanzadas pueden decidir sobre sus cuidados médicos. El proyecto de ley establece que si tienen más de doce años se pedirá su opinión y si tienen más de 16 se requerirá su consentimiento.

Los pacientes tendrán derecho a un cuarto individual, a usar su propia ropa y traer comida

  • Los enfermos terminales deberán recibir "un trato digno" y, por ello, la nueva ley que se tramita en el Parlamento regula precisamente los derechos que los asisten. En primer lugar, estos pacientes podrán ser atendidos en el lugar que ellos prefieran, según sus circunstancias personales familiares o sociales, y esto implica que el Sergas deberá garantizarles bien atención domiciliaria o en el hospital."Tendrán derecho al alivio de su sufrimiento mediante cuidados paliativos integrales en su centro sanitario o, si la situación lo permite, en su domicilio", recoge el proyecto legislativo.Si optan por la hospitalización, el Servicio Galego de Saúde deberá asegurar "las mejores condiciones del paciente relativas al confort, pudor e intimidad" y esto incluirá su derecho a un cuarto individual. En todo caso, el PP introdujo una enmienda durante el trámite de debate en comisión parlamentaria para aclarar que disfrutarán de su propia habitación "salvo que circunstancias excepcionales lo justifiquen".Los pacientes con una enfermedad irreversible podrán estar acompañados en todo momento por un familiar o allegado que, además podrá quedarse a dormir. De hecho, según establece la ley, no habrá límites al número de visitas que pueden recibir estos pacientes ni a la duración de las mismas.Además para hacer más cómoda su estancia en el hospital, los enfermos terminales podrán usar su propia ropa si así lo desean y los familiares podrán traer a la habitación comida "o todo aquello que contribuya potencialmente al bienestar del paciente y evite los efectos negativos de la institucionalización de su cuidado".

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