Nacida en 1972 en Suiza, Lara Méndez cumple el perfil de una generación de socialistas cuyo ascenso a cargos de importancia se vio truncado por la derrota bipartita y, posteriormente, por el descalabro del zapaterismo. Formada en las Xuventudes Socialistas que dirigió en Cervo en 2000, esta ingeniera técnica agrícola comenzó su periplo político como concejal en su municipio tres años después.

Lugo ha sido una cuna de altos cargos del PSdeG, desde Ricardo Varela, a Ismael Rego, José Blanco, Orozco y el propio Besteiro, que situó a Méndez como su mano derecha en la Diputación como vicepresidenta hace ocho años. A su sombra, ha ido creciendo políticamente, alejada de los focos hasta que emuló al alcalde que ahora va a sustituir y tuvo que declarar tras ser detenida por una investigación de presuntas irregularidades en el Instituto Lucense de Desarrollo Económico y Social: salió en libertad sin fianza. También resultó imputada en el caso de la retirada de multas y su implicación en la operación Rey fue archivada.

Vicepresidenta también de la Asociación de Mulleres Rurais y poco activa en las redes sociales le toca a los 43 años ascender al primer plano, pero no en la Diputación, como parecía destinada. Lo hará en un punto crítico para su partido por relevar a Orozco tras 16 años y pese a proceder de Cervo. "Cuando uno paga sus impuestos en una ciudad, es de esa ciudad", añadió ayer sobre una tarea que es un "orgullo".