Tomarse un par de cañas o unas cunquiñas antes de comer y ponerse al volante para recorrer los menos de diez kilómetros que nos separan de casa. Es una conducta que cuesta cambiar en Galicia, según advierten desde Tráfico. Ni las campañas de concienciación de la DGT ni el endurecimiento de las multas -hasta 1.000 euros de sanción por duplicar la tasa de alcohol permitida o conducir con presencia de drogas- disuaden a los conductores que deciden coger el coche pese a haber consumido alcohol o algún estupefaciente.

Las estadísticas de Tráfico en Galicia son alarmantes: es la segunda comunidad con más automovilistas positivos en los controles de alcoholemia, solo por detrás de Andalucía, y junto con andaluces y valencianos, los gallegos son los que más denuncias acumulan por consumo de drogas. El balance de las pruebas realizadas el año pasado en la comunidad gallega dejan un total de 12.895 positivos en alcohol y 329 en drogas, según datos de la Jefatura Provincial de Tráfico en A Coruña, desde donde se coordinan todos los centros territoriales en Galicia. O lo que es lo mismo, cada día son sorprendidos 35 conductores bajo los efectos del alcohol.

Estas cifras suponen una mejora respecto al año anterior, ya que en el caso del alcohol el balance de positivos disminuyó casi un 9% y en los narcotest, el descenso fue de un 15,6 por ciento.

Pontevedra se mantiene a la cabeza del ranking autonómico como la provincia con más denuncias por alcohol (4.987, lo que supone casi el 40% del total en la comunidad). Sin embargo en test de drogas es A Coruña la que registra un mayor número de sancionados -144 frente a los 110 de Pontevedra, seguidos de 66 en Ourense y 9, en Lugo-.

Con casi el mismo número de positivos en alcohol que Pontevedra está A Coruña (4.843), que fue la única provincia gallega que registró un aumento respecto al año anterior (un 0,7%).

Al alcohol, una de las lacras de la accidentalidad en las carreteras gallegas, se suma el cada vez mayor consumo de drogas. Ambos resultan un binomio fatal para la conducción. Las cifras de accidentalidad en la red viaria española han caído más de un 60% en los últimos cinco años, pero las temeridades al volante e incluso de los viandantes mantiene en alerta a la DGT.

Los análisis toxicológicos practicados el año pasado a fallecidos en siniestros de tráfico revelan la todavía elevada incidencia del alcohol o las drogas en el desenlace de una colisión, salida de vía o atropello: cuatro de cada diez conductores o peatones fallecidos en 2014 presentaban un resultado positivo en sangre. La droga más consumida es la cocaína, seguida del cannabis. El 80% de las víctimas presentaba una tasa de alcohol superior al 1,2.

La responsable de la DGT en Galicia, Victoria Gómez Dobarro, explica que el perfil del infractor cazado con una tasa de alcohol por encima de la permitida es el de un hombre que suele superar los 35 años.

Gómez Dobarro considera que las infracciones o delitos de alcoholemia al volante son los que más cuesta cambiar en Galicia porque "es una cultura muy asentada en la comunidad", donde "la movilidad en el entorno del ciudadano es también muy elevada". "A veces", señala, "no hay percepción del riesgo porque se trata de trayectos cortos, en un entorno conocido, son rutas que hacen a diario y no se aprecia el peligro del combinado alcohol y conducción", argumenta.