Los automovilistas consideran que a la hora de colocar un radar la Dirección General de Tráfico (DGT) debe actuar con "transparencia" y tener en cuenta criterios como el número de accidentes graves contabilizados en cada tramo, así como el tipo de carretera y la velocidad media.

Desde Tráfico defienden la efectividad de los radares fijos y señalan que el descenso de un 60% en la accidentalidad mortal en la red viaria gallega en la última década se debe, en parte, al plan de instalación de estos cinemómetros desde 2005.

En las carreteras convencionales la instalación de estos dispositivos fijos es más complicada y, en su lugar, la DGT recurre a la colocación de radares móviles o coches camuflados que ahora serán visibles.

La vigilancia en la red de carreteraas secundaria se completa, en todo caso, con las campañas específicas que la DGT realiza periódicamente para controlar diversos factores que inciden en la accidentalidad, entre ellos la velocidad.

Los agentes de Tráfico participaron el año pasado en casi una treintena de campañas en distintos tramos de las vías gallegas y desde la DGT pretenden este 2015 reforzar aún más el control sobre el conjunto de las carreteras de la comunidad debido al aumento de víctimas durante 2014.