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Nuevas medidas de la DGT

La trampa de los radares sin camuflar pero que saltan antes

Así es el nuevo sistema de funcionamiento de los cinemómetros de Tráfico, que ahora serán visibles

Galicia junto con Asturias y Castilla y León fueron las primeras comunidades donde se aplicó el llamado sistema de tolerancia 7: un cambio en el funcionamiento de los radares que supone una reducción del límite de velocidad al que los cinemómetros disparan sus flashes. Los nuevos márgenes, que se empezaron a aplicar en la comunidad gallega el verano pasado, han aumentado el número de multas. Cerca de 109.000 conductores fueron interceptados el año pasado por los radares fijos en Galicia, lo que supone un 12% más que el ejercicio anterior, a los que hay que sumar más de 100.000 sorprendidos por las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico.

Una semana después de que la directora de Tráfico, María Seguí, anunciase que se avisaría a los conductores de los puntos donde estarán los radares móviles y que se unificará el umbral de tolerancia, la DGT publicó una pequeña guía para explicar el nuevo método de cálculo con el que operarán los dispositivos en las carreteras españolas. La finalidad es informar a los conductores de la velocidad a la que pueden ser sancionados y que, al mismo tiempo, se equipare el denominado umbral de tolerancia. Es decir, que ningún ciudadano se vea perjudicado por la provincia en la que cometa la infracción. A partir de ahora, los vehículos serán multados cuando superen en un 7% las velocidad permitida en la vía, siempre y cuando la misma sea igual o superior a los 100 km/h. De esta forma, en los trayectos limitados a 120 kilómetros por hora quedan exentos de multa los vehículos que circulan por debajo de 131 km/h.

En el caso de que la velocidad permitida en la vía sea inferior a esa velocidad, los radares saltarán cuando la velocidad máxima se supere en 7 km/h frente a los 10 o 12 "de gracia" que se aplicaban con anterioridad.

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"Queremos que al conductor temerario lo pille el radar", reclama Jeanne Picard, presidenta de Stop Accidentes en Galicia. Las víctimas de tráfico rechazan de plano la decisión de la DGT de avisar de la ubicación de los radares móviles, unos aparatos que actúan con el factor sorpresa camuflados en las patrullas de la Guardia Civil y pillan infraganti a más de 300 conductores cada día en las carreteras gallegas. Las familias de fallecidos en siniestros viarios y heridos son tajantes. La consecuencia de la decisión de Tráfico, que además conllevará la homogeneización de todos los cinemómetros para que salten a la misma velocidad, será -según advierten desde Stop Accidentes- un aumento de la siniestralidad. "Sanción y educación van de la mano", sentencia Picard. "Tras años de esfuerzo para reducir la siniestralidad, el año pasado aumentó. Con este balance, ¿vamos a ser ahora permisivos?", se pregunta.

Desde las asociaciones de conductores, aplauden que la DGT haya acordado avisar de la ubicación de los cinemómetros móviles y realizar controles breves y rotatorios en los tramos de concentración de accidentes. Según explica Mario Arnaldo, de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), cuando el anterior director de Tráfico, Pere Navarro, anunció su plan de radares, su entidad ya había advertido de que en los 160 puntos negros identificados en España solo había nueve radares fijos. Y en Galicia, apunta Arnaldo, ninguno. "Tal y como están ahora, los radares no cumplen una función de prevención, sino de recaudación. No será la finalidad que se persigue, pero es el resultado", concluye.

Sobre la decisión de Tráfico de llevar los radares las carreteras secundarias -en Galicia estas vías concentran más del 90% de los accidentes mortales-, Arnaldo manifiesta sus dudas: "La accidentalidad en estas vías no se debe al exceso de velocidad, sino a las colisiones frontales en adelantamientos". Por lo que además urgió a hacer una mayor inversión en el mantenimiento de las carreteras ya que hay tramos con un gran deterioro. En contra del criterio de las víctimas, Arnaldo ofrece datos para desmontar esta teoría: "En 2012 en la red secundaria, la velocidad media era de 78,5 km/h y hubo 256 muertos; el año pasado, la velocidad se incrementó a 80 km/h y los fallecidos se redujeron a 211".

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