Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La red criminal de explotación sexual más peligrosa de España

El mayor capo de la prostitución de Europa, encarcelado en A Lama

Clamparu, condenado a 30 años, llega procedente de la cárcel de Morón en Sevilla. Introdujo de forma ilegal en España a 600 mujeres, muchas menores, a las que obligó a prostituirse

'Cabeza de de Cerdo', tras entregarse a la Policía en 2011. // Efe

El mayor capo de la prostitución de Europa, más conocido como Cabeza de Cerdo, fue trasladado ayer a la prisión de A Lama. El rumano Ioan Clamparu, de 46 años de edad y condenado en España en 2012 a 30 años de cárcel por prostitución y aborto, llegó ayer al penal pontevedrés procedente de la prisión de Morón en Sevilla. Con anterioridad ya estuvo en la cárcel de Navalcarnero en Madrid y Puerto 3 en Cádiz.

A Cabeza de Cerdo, también conocido como El Padrino, Papá, o El Zorro, se le atribuye haber introducido de forma ilegal en España a más de 600 mujeres, muchas menores que venían engañadas en busca de un futuro mejor y a las que obligaba a vivir en condiciones de esclavitud y atemorizadas por sus modos violentos y salvajes.

Ioan Clamparu, un hombre de dos metros de alto y una cabeza demasiado grande para un cuerpo ya muy grande, es un interno objeto de especial seguimiento, categoría en la que se clasifica a los terroristas y presos más peligrosos o violentos. Clamparu, que controlaba la prostitución en la Casa de Campo en Madrid y ya pasó enl a cárcel de Rumanía diez años, está en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) por ser uno de los cabecillas de la mafia rumana. A estos presos también se les suele trasladar periodicamente de penal.

Cabeza de Cerdo, considerado uno de los mayores traficantes de mujeres del mundo, se entregó a la Policía española en 2011, después de siete años escondiéndose. Era uno de los fugitivos más buscados por Interpol, después de que en 2004 fracasase su detención en Madrid en el último momento, una detención que había de producirse al mismo tiempo que la de sus socios rumanos. Los apresamientos en Rumanía se adelantaron un día, y Clamparu temiendo lo que se le venía encima huyó. Vivió, confesó luego, entre Portugal, Francia, Reino Unido y España.

¿Y por qué un hombre, al que se le se supone ha acumulado millones de euros prostituyendo a las mujeres, pero también clonando tarjetas ilegales y otros negocios ilegales, sale de su escondite y se entrega? Declaró que "estaba harto de escapar por medio mundo" y que "Dios es grande, sabe que no soy tan malo y me dará una nueva oportunidad". No todos creyeron su versión. Clamparu pudo creer que todas las causas contra él habían prescrito, pero la Policía tenía acusaciones nuevas en juzgados diferentes que él desconocía.

Además hasta el momento ninguna mujer se había atrevido a declarar contra él, pero tras más siete años siguiéndole la pista, la Policía tenía a cinco mujeres dispuestas a hablar, a las que mantuvieron protegidas y ocultas. Su testimonio en sede judicial estremeció por la brutalidad de Clamparu y sus secuaces.

Compartir el artículo

stats