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El complejo reto del declive demográfico

La emigración y la caída demográfica desploman un 25% la población joven gallega en seis años

Hay 123.000 gallegos menos de entre 16 y 35 años por la emigración y la falta de relevo generacional

Simón Espinosa

De todos los factores posibles que intervienen en la evolución del perfil demográfico, en Galicia se juntan los tres que más contribuyen al envejecimiento. La caída de la natalidad, el incremento de la esperanza de vida y la emigración. La salida de trabajadores fue especialmente intensa entre 1880 y 1930, cuando la comunidad perdió alrededor de 400.000 habitantes. El paréntesis en el éxodo durante las dos décadas siguientes permitió reequilibrar temporalmente el desajuste, pese a que tanto los nacimientos como la mortalidad siguieron en descenso. Fue solo un espejismo, que se repitió durante los años de la reciente burbuja económica por la llegada de los inmigrantes, hasta que la crisis provocó su regreso y el nuevo fenómeno migratorio protagonizado por la fuga de los jóvenes. Por su marcha y por la dinámica natural de la sociedad gallega, sin relevo generacional, solo en los últimos seis años la región ha visto desaparecer una cuarta parte de sus jóvenes. Casi 123.000 mujeres y hombres de entre 16 y 35 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), sin los que el presente agoniza por la falta de consumidores. El PIB ya envejece.

"Si comparamos las pirámides de población de 1973 con las de 2013 podemos comprobar el gran recorte en los gallegos de 0 a 30 años y un incremento de los que van hasta los 65 años. Las personas en edades tempranas generan más necesidades de consumo que las mayores -explica Ramón Yáñez, doctor en Ciencias Económicas-. Esta composición poblacional nos va a llevar a una progresiva reducción de la propensión a consumir y, por lo tanto, a una reducción de la producción y la generación de empleo".

Precisamente, del gasto privado depende más del 60% de la demanda interna en Galicia. Un componente del PIB que, según la Consellería de Facenda, únicamente crecerá el 0,2% este año y un 2% el próximo 2015, pese "a la contención de precios" y frente al 2% y el 2,1% fijado, respectivamente, para el Estado. "Tenemos más hogares envejecidos que una buena parte de España. En consecuencia, esos hogares, al estar en una fase avanzada de su vida, tienden más a ahorrar que a invertir -señala Venancio Salcines, presidente de la Escuela de Finanzas-. Cuando tus hijos salen de casa, tu economía familiar entra en una nueva fase, solo mantienes el hogar".

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Una situación en la que se encuentra el 23% de la población en Galicia que supera los 65 años. En toda el país es un 18%. El gasto anual en la comunidad de las familias con un jubilado como sustentador principal rondó en 2013 los 23.100 euros. Son 7.000 euros menos que los hogares encabezados por trabajadores de entre 45 y 64 años y 1.300 euros por debajo también de los formados por las personas que van de los 16 a los 44. En estos dos últimos casos, el presupuesto doméstico se desplomó hasta un 20% respecto a 2008. Todo lo contrario que entre los mayores de 65 años, con un ligero aumento del 1% que tiene más que ver con la necesidad que con una mayor capacidad adquisitiva. El efecto sostén de las pensiones en aquellas familias afectadas por el paro.

"Desde que se implantó un sistema de pensiones, muchas familias han visto garantizados unos mínimos niveles de renta. Las pensiones han ayudado a fijar de manera pasiva población, pero no generan más actividad económica que la del propio consumo", advierte Alberto Saco, profesor de Sociología en la Universidade de Vigo y experto en Demografía.

Según las últimas cifras oficiales de residentes, a 1 de enero de 2014 había en Galicia 569.472 personas de entre 15 y 34 años. En 2008 eran 707.359. La Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre sitúa en 359.500 el número de activos en la horquilla 16-34 años, cuando cinco ejercicios atrás eran 482.000. Desde cualquiera de los dos puntos de vista, la reducción salta por encima de los 123.000 jóvenes, alrededor del 25%. La comunidad cuenta, en cambio, con 52.104 habitantes más que superan los 60 años, lo que representa un alza en ese mismo periodo del 7%.

El impacto a la larga es evidente. "Pues más envejecimiento -confirma Alberto Saco-. Pero es más grave que se mantengan los factores de expulsión de población joven, ya que, aparte del tema demográfico, es una muestra de que nuestra comunidad no cuenta con un mercado laboral que absorba a la gente más cualificada".

"Debemos reflexionar en que en la franja de edad entre 15 y 35 años están incluidas las personas en plenitud reproductiva y máxima cualificación y capacidad intelectual y física, por lo que la reducción en términos de población total será mucho más grande unos pocos años después, agravando la estructura demográfica que tenderá cada vez más a una forma de pirámide invertida", añade Ramón Yáñez. En las proyecciones del INE a 2029, el número de ancianos con más de 85 años crece un 44%. El de menores de 14 cae un 29%. "Una estructura inviable a largo plazo -resume Yáñez- porque no podrá generar fondos para garantizar las pensiones".

"El problema demográfico es como una enfermedad crónica, ni surge de un día para el otro, ni igualmente se soluciona de un día para otro. Tanto la oposición como el gobierno premian en su agenda lo inmediato, es el modo más eficaz que tienen para defender sus posiciones en las respectivas citas electorales", afirma Salcines. Desde los años 90 existen supuestos planes de incentivación a la natalidad. Incluso la Xunta acaba de entrar en un grupo de regiones comunitarias para buscar una solución. Si hay conciencia del problema, ¿por qué no se debate a fondo en Galicia? El máximo responsable de la Escuela de Finanzas subraya la inexistencia de "un clima de diálogo". "Las soluciones existen -dice- y a las fuerzas políticas no les resultaría difícil organizar una conferencia multidisciplinar y escuchar a las principales voces en esta materia".

Salcines apuesta por recuperar "a los que se han ido" y abrirse otra vez a la inmigración. "Pero seleccionando, para que realmente generen valor. ¿Quién apuntaló el crecimiento tecnológico norteamericano en los cincuenta? Los expulsados de Europa. ¿Quién está empujando hoy en día el crecimiento de Australia? Profesionales perfectamente cualificados de todos el mundo, y en gran medida de Asia", relata.

"Sin duda", coincide Saco. "Necesitamos gente que rellene los huecos en la pirámide dejados por la emigración, pero, en mayor medida, por la baja natalidad". El especialista en Demografía recuerda que los inmigrantes "pueden ocupar los nichos laborales que rechaza la gente joven" y convertirse así "en su fuente indirecta de trabajo". "Porque -continúa- esa población inmigrante produciría, consumiría y demandaría todo tipo de servicios, aparte de contribuir al erario público, vía impuestos y cotizaciones". Y, a partir de ahí, la "muy necesaria reestructuración de la administración local", según Alberto Saco. Mismas plantillas "y muchos menos responsables políticos" para emplear recursos "en inversiones productivas".

La inmigración, "normalmente de baja cualificación", sufre la "expulsión del sistema" en las crisis "y no sirve para fijar población", en opinión de Yáñez. "Son necesarias políticas estructurales, reformas hondas del sistema productivo y social que demanden trabajo cualificado y no discriminatorio con las mujeres que son, al fin y al cabo, las que tienen los hijos", apunta. El profesor honorario de la Universidade de A Coruña lamenta la oportunidad perdida con la Ley de la Dependencia. "Si se dotara de fondos, podrían generarse gran cantidad de trabajos para los que resultaría sencilla la recualificación de los trabajadores mayores expulsados del mercado laboral", dice.

Medida "para la galería"

Por todo esto, los tres expertos minimizan el efecto de las deducciones fiscales de 9.100 euros por un segundo hijo y 12.000 euros por un tercero que la Xunta implantará en 2015. "No creo que vaya a ser un factor determinante en la toma de la decisión por parte de las familias", indica Saco, que ve el efecto "muy disminuido" si no se acompañan de medidas en empleo, vivienda y conciliación laboral. "Es una medida para la galería", sostiene Yáñez. "El problema para los jóvenes no es pagar menos, sino tener trabajo. Para las mujeres, que el sistema las expulsa al paro o no las contrata, ante la posibilidad de la maternidad -remarca-. Para desgravar en el IRPF primero hay que tener ingresos". "No sirven para nada", afirma también Salcines. "Si queremos potenciar la natalidad hay que reducir sustancialmente el coste de tener hijos, garantizar el acceso a una guardería gratuita y bonificaciones estables en el tiempo -explica-. Si alguien cree que es caro, que se pregunte cuánto cuesta un kilómetro de autovía y después se vuelva a preguntar de qué nos sirven si no tenemos vehículos que circulen por ella. ¿Dónde debemos invertir, en personas o en asfalto?".

"Los mayores son generadores de empleo"

  • Afundación es, sin duda, una de las entidades de la comunidad que más cerca está la de gente mayor. Doce centros con más de 10.000 socios y un centenar de actividades que reflejan la otra fotografía del colectivo. La de una tercera edad que no se queda quieta: idiomas, nuevas tecnologías, cultura, artes plásticas, actividades físicas y de la salud, solidarias. "Cada vez toman más protagonismo en nuestra programación, y así lo demandan los socios, las actividades exteriores", cuentan en el organismo gestionado ahora por Abanca. "Debemos trabajar por erradicar lo estereotipos negativos que rodean a las personas mayores y reconocerles sus aportaciones. Vivir muchos años y con calidad de vida es algo que redunda en beneficio de todos y que se debe ver como un avance y no como una barrera o una brecha", reclama Afundación. Por eso es importante "trabajar en la visibilidad de sus aportaciones" y en actividades "intergeneracionales". "No deben ser vistos como consumidores de recursos, sino como generadores de empleo de sectores que tendrían muchos problemas de subsistencia en épocas bajas, protagonistas de la cohesión familiar por su papel como cuidadores y educadores de sus descendientes, como sostén económico para muchas familias que en la actualidad están sufriendo todo el peso de la crisis y el desempleo", recuerdan. "Los mayores asumen el cuidado de su salud disminuyendo así los costes sociosanitarios de su atención -añaden- y juegan además un activo papel como ahorradores y generadores de riqueza patrimonial".

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