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FARO entrevista al expresidente de la Xunta

Touriño: "Si el PSOE no lidera la regeneración como en los 80, abonará el terreno al populismo"

"En Galicia se está minando el futuro y solo crecen la deuda, el paro y la desigualdad", sentencia

Emilio Pérez Touriño, ayer en la plaza de A Quintana. // X. Álvarez

Sentado en su despacho del Consello Consultivo, Emilio Pérez Touriño, expresidente de la Xunta y exlíder del PSdeG, exige a su partido liderar la renovación política con que lograr una salida de la crisis económica y social. También reclama mayor capacidad de control sobre los mercados, uno de los ejes de su nuevo libro, Crise global e crise da política. Unha ollada dende Galicia, que a las 20.00 horas de hoy presenta en la Casa del Libro de Vigo.

-La gente duda de la política y de la UE, a la que se refiere en el libro como marco necesario de actuación para superar la crisis, porque han visto que están pagando las consecuencias los débiles.

-De lo peor que puede pasar es que la construcción política de Europa se vuelva imposible porque los ciudadanos la vean como culpable de la crisis. La UE es un proyecto inacabado, débil y sin instrumentos para responder a la crisis. Hay que dotarla de capacidad democrática y un banco central europeo como el tesoro nacional de EEUU. ¿Es ceder más soberanía? Ya la cedimos de facto a los mercados. Debemos recuperarla.

-¿Qué debe hacer la izquierda?

-Liderar la regeneración democrática del país a través de ley de partidos, limitación de mandatos, primarias abiertas, nueva financiación... Debe recuperar la credibilidad de la política, que está divorciada de la mayoría social. La derecha defiende que cuanto menos regulación, mejor, porque les va bien. Ahí están las consecuencias: aumentan los ricos y la brecha social también. La izquierda quiere y necesita cambiar eso. Para ello necesitas mecanismos para poder regular los mercados financieros. ¿Si no cómo explicamos que en 2010 Zapatero se ve obligado a iniciar una política para salvarnos de un rescate?

-El Banco de España en época socialista tenía instrumentos de control, pero no evita la crisis financiera. La Xunta que usted presidía tutelaba las cajas, pero tampoco impide que inviertan en ladrillo...

-No digo que la izquierda no tenga fallos, pero existe una incapacidad de gobernar los mercados globales desde mecanismos políticos nacionales. En el tema de las cajas disiento de la tesis dominante de que fueron víctimas de la interferencia política. Cuando fui presidente de la Xunta, el Banco de España te pedía que no intervinieses porque para controlarlas estaban ellos. Se depositó toda la confianza en quienes estaban delante de ellas. Era un sistema extraño de propiedad social repartida donde la posibilidad de descontrol era muy notoria. Pero volviendo a lo de Zapatero, cuando llega un gobierno de derechas, multiplica la austeridad, como pasó en Francia y también en Portugal.

-Esa reflexión alimenta el discurso de Podemos de que PP y PSOE son lo mismo.

-La crisis acorta el margen de actuación del Estado. No entenderlo es el primer error de los llamados populismos que usted plantea. Son un catalizador del descontento ante el hecho de que el voto no vale porque se apoya una cosa y el Gobierno hace otra. Surgieron en América Latina con sistemas democráticos fallidos.

-¿Vamos hacia ahí?

-No lo creo. La única garantía para reducir la crisis del sistema es que funcionen las instituciones. El resto es una quimera que termina normalmente en utopías regresivas. Pero si el PSOE no es capaz como hizo en los años 80 de conectar con la mayoría social y encabezar la renovación democrática, se puede abonar el terreno para esas opciones. Al PP lo veo inmovilista. Guarda proporción la crisis y el fenómeno populista.

-¿Se refiere a Podemos?

-Sí, pero aquí tenemos otras formulaciones: Anova, mareas...

-¿Son Pedro Sánchez y José Ramón Besteiro los indicados para reconectar con la sociedad?

-Sánchez lleva poco tiempo, pero lo veo con la voluntad de estar cerca de los problemas y actuar. La renovación es de medio y largo alcance, no se hace en 24 horas. En Galicia la situación es preocupante, con un gobierno que lanza una estrategia de castigo al adversario y de ser la sucursal de España de la austeridad. No sé si tiene que ver con hacer méritos. En Galicia se está minando el futuro y solo crece la deuda, el paro y la desigualdad. Besteiro debe generar un proyecto de cambio confiable. Está en una tarea de tranquilizar al partido. Ahora debemos entrar en la fase de conectar con la mayoría social.

-Para ello usted pedía superar en el PSdeG el peso de un aparato de profesionales del partido...

-Se produce en la mayoría de partidos. Existe tendencia a la patrimonialización por los aparatos y tiene que ver mucho con la profesionalización y la dependencia de la política. Para superarlo, transparencia máxima: primarias abiertas, listas abiertas... Y las reformas, como la electoral o la ley de suelo, deben hacerse por consenso. Mi gobierno no tocó la ley del suelo salvo, por ejemplo, en los 500 metros.

-Aquella reforma generó mucha polémica con Pescanova, que no pudo instalar su piscifactoría en Cabo Touriñán. ¿Qué piensa cuando lee los correos de Manuel Fernández de Sousa reconociendo sus problemas contables?

-No me alegra, pero me parece un paradigma casi perfecto de la burbuja especulativa, empresarial y del soufflé que va más allá de lo sostenible, con agresión al territorio y una muy mala gestión empresarial de expansión descontrolada. Ejemplifica una forma de entender la política. Nunca olvidaré las fotos en campaña [en 2005] que el presidente de Pescanova tuvo a bien hacerse con el líder de la oposición entonces [Alberto Núñez Feijóo, hoy presidente de la Xunta]. Parece que compartían modelo.

-¿Se plantea volver a la política?

-En ningún caso. Las renovaciones tienen que llegar.

-¿Dónde se debe poner el límite en las investigaciones judiciales a políticos para apartalos? ¿Deberían ser candidatos a alcalde Orozco, imputado, o Pachi Vázquez, investigado?

-La dilación de procesos ad aeternum suelen terminar no impartiendo justicia a tiempo y equivocándose. Hay que tomar medidas. Cita dos casos, pero yo le cito el de Lara Méndez, vicepresidenta de la Diputación Lugo. No puede ser que la detengan, se genere alarma social y a los cuatro años se diga que no hay caso. No todas las imputaciones son iguales, pero la apertura de un proceso judicial sería un buen momento. Ahí hay más carga probatoria.

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