El faraónico edificio, presupuestado en más de 35 millones de euros, que Caixa Galicia levantó en el céntrico Cantón de A Coruña en 2006 de mano del popular arquitecto inglés Nicholas Grimshaw alberga ya el corazón de la fundación heredera de la obra social de las dos antiguas entidades de ahorro. Allí está su "domicilio social y fiscal", según consta en los nuevos estatutos, que apuntalan lo que supuestamente era un "traslado temporal" desde la cercana sede central del banco cuando Novacaixa dejó de ser su dueña. Todas las miradas apuntaban a Santiago de Compostela, donde la organización conserva todavía otra fundación, fruto, a la vez, de la fusión de las dos fundaciones con las que operaban cada una de las cajas, según pudo confirmar FARO. La creación de la nueva, financiada por Abanca, deja entrever, por lógica y eficiencia, su liquidación. Vigo aparece como "sede institucional". Pero vacía de competencias concretas. A diferencia de los estatutos de la caja única -donde se dejaba claro que las reuniones de los máximos órganos de decisión debían celebrarse en la ciudad olívica-, la bautizada como Fundación Obra Social de Galicia en el registro y Afundación a efectos de marca pública, no define ni una sola funcionalidad para la ubicación.

Los estatutos se aprobaron el pasado 18 de junio, dos días antes de que el presidente de la Xunta anunciara el acuerdo de colaboración con Banesco para nutrir de fondos la obra social. Lo hizo la comisión gestora que asumió las riendas tras el cese de los antiguos consejeros que llegaron de las dos cajas.

A la cabeza estaba Manuel Galdo, director xeral de Política Financieira, que ayer en la Comisión de Economía del Parlamento defendía el trabajo hecho por "la garantía total de viabilidad" conseguida. El número dos de la Consellería de Facenda asegura que en el último año y medio se redujo un 86,4% el déficit anual de la fundación -de 37 a 5 millones de euros- y que los 150 millones firmados con el holding de Juan Carlos Escotet hasta 2044 permiten espantar el fantasma de una desaparición "en dos o, como mucho tres años". A cambio, Abanca designará 9 de los 28 patronos.

Las siete principales ciudades de la comunidad tendrán un miembro, aunque con el voto ponderado según la población. Las diputaciones se repartirán otros cuatro. Los mismos que elegirá el Parlamento. Tres la Xunta, de las consellería de Facenda, Benestar y Cultura. Y uno más elegido por sufragio entre los trabajadores.

"El banco tendrá más que los que tendrán Parlamento y Xunta juntos", le reprochó Francisco Jorquera. "Después de todo -añade el portavoz parlamentario del BNG-, aún por encima este banco va a tener el control del patrimonio de las antiguas cajas". "¿Esto es un pitorreo para el Parlamento?", criticó Xosé Manuel Beiras. El líder de AGE desveló que el PPdeG había intentado llegar a un acuerdo con ellos, antes incluso que con el resto de grupos, para diseñar la representación en la fundación. "Y después de meses sin saber nada, nos encontramos con esto, que no es ni lo que proponía el PP, y ya aprobado", aseguró Beiras, antes de abandonar la comisión "porque es una tomadura de pelo total y absoluta".

Toda la oposición recordó que la aportación de Abanca supondrá menos del 23% del presupuesto de la fundación, frente al 32% de cuota de poder que consigue. "Como sobreprima, no está nada mal", ironizó José Luis Méndez Romeu. "Estamos sin explicaciones sobre por qué este modelo y no otro con más mecenazgo de empresariado gallego -arremetió el portavoz del PSdeG en O Hórreo-. Se renuncia para permitir que esta fundación sea la Responsabilidad Social Corporativa de una empresa y no el interés general". "Alguna idea tenemos de quién puede ser el presidente", recordaba Méndez Romeu, en referencia al consejero de Abanca, Miguel Ángel Escotet.

"El reparto de poder no permite tener a nadie la capacidad de influir", asegura Pedro Puy, que insiste en que "se sigue representando el sentir del conjunto de la ciudadanía" con los patronos de las administraciones. El portavoz popular hizo hincapié en que si la aportación de Abanca cae, "abandona el patronato".

Pero mientras, como marcan los estatutos expresamente, tendrá derecho a nueve representantes y una importantísima excepción. Galdo asegura que para evitar "lo que ocurrió en las cajas", los patronos no podrán renovar más de una vez el cargo de cinco años iniciales. Salvo los de Abanca, que aparece en numerosas referencias en los estatutos. Algo inédito para el papel de un mecenas. Mientras paguen, podrán seguir. El presidente contará con voto "de calidad" para dirimir los empates. Las decisiones transcendentales implicarán mayoría de dos terceras partes. Aunque faltan muchos representantes por nombrar, el patronato puede formalizarse en el momento en el que existan la mitad más uno, 15, "incluidos los que le corresponde a NCG".