La dimisión de Ángel Currás como alcalde de Santiago constituye el tercer adiós de regidores de grandes ciudades debido a escándalos judiciales. El primero fue el de Gerardo Conde Roa, que en 2012 dejó su puesto en Santiago debido a una investigación que acabó en condena por defraudar al fisco 291.000 euros, al tiempo que está imputado en el caso Pokemon, que investiga una red de presuntos sobornos. En este caso también están imputado Currás y el socialista Francisco Rodríguez.

El exregidor de Ourense fue detenido en este caso, que también salpicó al regidor de Lugo, Xosé López Orozco, que se mantiene en el cargo.