El patinazo salarial de Negreira
Las declaraciones del alcalde de A Coruña quejándose de que los cargos públicos cobran como becarios incendian la campaña electoral y obligan a Feijóo a intervenir - Hay malestar en el PP por abrir el debate del salario cuando los rivales se basan en los sobresueldos de Bárcenas

El patinazo salarial de Negreira
S.R. | A CORUÑA
"Las personas que nos dicen que duermen como un bebé no suelen tener hijos", citaba sardónicamente el escritor Leo Burke como paradigma de frase inoportuna que revela un profundo desconocimiento sobre lo que se habla. En los últimos tiempos, esa tendencia retórica a la irrealidad se asoma con demasiada frecuencia en el discurso de una clase política que muestra una preocupante lejanía e ignorancia de la sufrida realidad de sus administrados. Recuérdese el precio del café de Zapatero.
El último en asomarse a esa picota de la oratoria inoportuna ha sido esta pasada semana el alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, con el agregado perjuicio de que su perla llega en plena carrera electoral. El regidor coruñés, paradójicamente reacio a conceder entrevistas para abordar los desafíos de su ciudad, jugó a poner el dedo en la llaga de la política española en unas desafortunadas declaraciones a Elconfidencial.com. "El problema es que queremos tener a grandes políticos pagados como becarios", sentenció Negreira. - incendió la campaña.
El regidor coruñés, que gana 65.000 euros brutos anuales, más que muchos conselleiros de la Xunta, parece desconocer que el sueldo medio de Galicia, el tercero más bajo de España, es de 19.970 euros al año. Tres veces menos que el suyo. Y no digamos el de los becarios, que en algunos casos lo único que ganan en un exprimido mercado laboral es experiencia, más que dinero contante y sonante.
La irritación de los becarios por el comentario de Negreira tardó apenas unas horas en saltar a los medios. "Lo que queremos son políticos que trabajen como becarios", replican los benjamines del mercado laboral. "Este país lo que necesita es personas que hagan su trabajo con entusiasmo, aún en detrimento de su calidad de vida. Como los becarios", agregan. Las redes sociales se inundaron de jóvenes que comparaban sus precarios sueldos de becario como los ingresos de Carlos Negreira. "¿Sabe el alcalde de A Coruña de verdad lo que gana un becario?", se pregunta una aludida con un contrato de investigación en la Universidad de Santiago. "Yo gano 1.025 euros netos los dos primeros años y 1.173 los dos últimos". La mayoría, tienen peores condiciones. Otro becario expone que con cinco másteres e idiomas trabaja ocho horas diarias "como mínimo" por 600 euros al mes. La indignación no está sin embargo exenta de ironía, ya que muchos jóvenes emplazan al alcalde coruñés para que les facilite información sobre los puestos donde un becario cobra más de cinco mil euros al mes.
La precariedad salarial no se acaba con la fase de becario. Un profesor universitario que fue antes becario, cuyo sueldo es la tercera parte del de Negreira, cuenta que no podrá corregir a sus alumnos el examen de junio porque su contrato Parga Pondal se extingue antes y se va al paro.
El derrapaje mediático del alcalde coruñés, que causó un profundo malestar en su propio partido, muestra escasa sensibilidad precisamente por dos de los acuciantes problemas que afronta actualmente Galicia. El desaforado paro de los jóvenes menores de 25 años, que ronda el 50%, y la tardanza de los universitarios en cobrar sus becas, lo que les obliga a pedir dinero prestado para terminar el curso. Más de 13.000 universitarios gallegos preparan ya sus exámenes finales sin haber recibido todavía las becas concedidas.
Las declaraciones de Negreira cosecharon un aluvión de críticas por la oposición, que le afeó que reclame un mayor sueldo para los cargos públicos cuando hay más de 23.000 parados en la ciudad que preside. La portavoz del grupo municipal socialista en A Coruña, Mar Barcón, señaló que la calidad de los políticos "no se mide por el sueldo que cobran, sino por la entrega, la vocación y el respeto a los ciudadanos". Barcón destacó que hay 9.500 coruñeses que no cobran salario ni prestación social alguna. Para el BNG, liderado en A Coruña por Xosé Manuel Carril, supone "un descaro" afirmar que los políticos están mal pagados cuando los sueldos de los cargos públicos "son muy superiores a los de la mayoría de la población, especialmente en la actual situación de crisis económica".
El portavoz de Esquerda Unida, César Santiso, considera que la pretensión del alcalde, que "no es consciente de lo que cobra un jefe de servicio, un médico, el personal de atención a gente mayor o un barrendero", revela un "alejamiento de la realidad".
En las filas del PP sentó peor que mal el despiste de Negreira sobre los sueldos de los cargos públicos en una campaña electoral donde el principal argumento de sus rivales se centra precisamente en las cajas B y los sobresueldos de los dirigentes populares. La polémica acabó por obligar a salir al paso a Feijóo. "No toca", sentenció. El presidente gallego admitió que el sueldo de los políticos es "digno" y "mucho más elevado" que el de la media de los españoles, si bien para no lapidar a su barón coruñés matizó que es inferior al de otros países. Sin mencionar que también la media salarial de esos países es muy superior a la española y están muy lejos de la angustiosa tasa de paro del 26%.
La inoportunidad electoral de un debate sobre los sueldos de los políticos se acrecienta aún más por la actualidad del polémico contraste en plena época de declaración a Hacienda de los privilegios fiscales de los diputados gallegos con la dureza que la Agencia Tributaria aplica a los emigrantes gallegos retornados. Tras años de estar exentos de pagar a Hacienda por el 46% de sus ingresos, el PP aprobó en solitario un sistema fiscal que permite aún que los parlamentarios de la comunidad no tributen a Hacienda por el 20% de sus salarios y dietas. Esta generosidad con los políticos contrasta con la inflexibilidad de Montoro con los emigrantes gallegos, multados por no declarar por las pensiones que recibían de países como Suiza, Alemania o Francia, cuya obligación no se les comunicó fehacientemente.
Durante muchos años, el primer capítulo del manual electoral del PP, por obra y gracia de su patriarca gallego Manuel Fraga, consistía en una ritual visita a los mercados para saberse el precio de los garbanzos y otras básicas necesidades de la despensa familiar. El desliz de Negreira quizás exija a partir de ahora conocerse al dedillo la tabla completa de diferencias salariales.
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