No son estudiantes. Ni retirados, jubilados o pensionistas. Ni amas de casa. No tienen ninguna imposibilidad en principio para trabajar y de hecho las estadísticas oficiales les consideran inactivos, aunque "activos potenciales". Pero sí tienen una gran limitación. La falta de ganas por el convencimiento de que por mucho que busquen no van a encontrar un puesto. Así definen el INE y el IGE al llamado grupo de los "desanimados". Que existen, por tanto, incluso a ojos de los estudios públicos y que, evidentemente, no han dejado de incrementarse en estos años como un gran termómetro de la visión que la sociedad, y especialmente los que peor lo pasan, tienen de la evolución de la economía. En Galicia llegaron a 32.100 en diciembre de 2013 -el equivalente a un concello mediano- después de un alza superior al 17% respecto a un ejercicio antes. Un número récord en los registros del IGE, que van hasta 2009, al comienzo de la doble recesión, cuando llegaron a ser 20.000.

Una parte importante del colectivo, 12.800, superan los 55 años. No es ninguna sorpresa que a mayor edad, mayor pesimismo para volver a trabajar. El colectivo suma otros 8.800 desempleados que tienen entre 45 y 54 años; pero también 5.700 que van de los 34 a los 44 años; 2.200 de entre 25 y 34; y aún más, 2.600, de los 16 a los 24, entre los que seguro que están muchos intentando su estreno en el mercado laboral.

En la radiografía del resto de inactivos llama muchísimo la atención el importantísimo incremento que se da en el capítulo de las personas que constan en labores del hogar. Las, y cada vez también los, amas y amos de casa. Un grupo que tuvo dos comportamientos opuestos en la crisis, pero con la misma razón. Un descenso espectacular por la iniciativa de los que intentaban buscar un empleo para compensar la caída de ingresos familiares; y el otro, el que se dio el pasado año en Galicia, de quedarse en casa para encargarse de tareas e hijos cuando los hay ante la pobre perspectiva de emplearse. El pasado 2013 se cerró con 236.500, un 11,5% más que a finales de 2012.

Entre los inactivos estudiantes se produjo lo contrario. Es cierto que en el último trimestre de cada ejercicio, coincidiendo con el comienzo del curso, siempre hay un aumento en su número. Pero en el caso de 2013, el total se redujo en comparación al año anterior un 14,8%, hasta los 121.300.